Capítulo III

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La mañana había llegado y el sol resplandeciente lo anunciaba por todo Mondstadt.

Mientras tanto, Kaeya ya hacia sentado sobre la cama pensando en que hacer mientras Diluc seguía durmiendo a su lado.

Dios.. Kaeya había fantaseado tantas veces con esto, que creía que era imposible que se hiciera realidad pero..

¡¡Por fin se había hecho realidad!!

Kaeya no sabía si estar feliz o asustado por sus acciones arraigadas por la lujuria de esa noche, en serio..

Diluc lo iba a matar.

Disponiendose a pensar en una estrategia que no los dejarían en tan mal términos... o por lo menos que lo dejara vivo.

Hasta… que un quejido lo saco de sus pensamientos, poniéndolo alerta rápidamente.

"....uh" Diluc por fin se había despertado, lo cual tenía a Kaeya aterrorizado, haciendo que se voltease a verlo al instante.

Si esta fuera su fantasía habitual.. a la luz del día, él le daría una sonrisa o algo..

Pero hoy, esa persona no se encontraba en ninguna parte, teniendo a Diluc extremadamente malhumorado en su lugar.

“Kaeya.” Dijo con una voz firme y enojada.

“¡Pe-Perdón! ¡Perdón!” El peliazul obviamente temía por su vida, conociendo el carácter de su contrario, sabía lo que haría a continuación, por lo que lo mejor es que no esperara más a decirlo.

“TÚ-” como lo supuso, el quería matarlo, intentando golpear a Kaeya pero algo lo detuvo, haciendo que cayera al instante de la cama.

Un dolor inexplicable lo estaba atormentando en sus caderas, haciéndolo quejarse entre jadeos en el piso.

“..Gracias a ti, no creo que pueda caminar cómodamente” Dijo el maestro claramente disgustado, ese ingrato seguro había usado demasiada fuerza sobre el la noche anterior.

“Que extraño.. Si te prepare cuidadosamente..” decia estupefacto el capitán, aunque realmente no tenía experiencia como tal, había leído muchos libros con información al respecto de cómo hacerlo correctamente.

Pero por otro lado, Diluc estaba confundido, ¿prepa…rar?.. acaso él se refería..

Y dada a la mirada que le dio Kaeya, cayó en cuenta a lo que se refería.

“¡Bastardo! Tan tranquilo como siempre, no estas ni un poco arrepentido ¿Verdad?”

“Eso no es cierto, yo lo siento, enserio lo siento mucho, no era m-” y antes de que pudiera continuar, el pelirrojo lo interrumpió.

“En ese caso Kaeya, tengo algo que pedirte.”

“¿S-Si?..” Dijo el moreno con una voz temblorosa.

“Tráeme un cuchillo de la cocina.”

“N-No creo que pueda hacer eso”

“¿Es así? Bueno, entonces usare.. ¡Esto!” El pelirrojo harto de la situación, tomo la botella con el jugo de uvas que se había tomado el dia anterior y la rompió contra la mesita de noche.

“Muy bien Kaeya, acércate.”

“Por favor, ¡Perdóname!” El miedo ya tenia implorando al capitán, rezándole internamente a barbatos para que Diluc se apiade de él.

“¡Ya he tenido suficiente con tus excusas!” Grito Diluc enfadado, abalanzándose en el acto hacia Kaeya.

Cayendo sobre él y clavando la peligrosa botella al lado del moreno en el piso, el mayor ya habia fijado su fecha de muerte.

Kaeluc - Solo..quédate aquíDonde viven las historias. Descúbrelo ahora