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Era desesperante el tener que despertar a diario con ese estúpido ruido de la alarma, el dolor de cabeza era punzante a causa de todo el estrés y las numerosas noches en vela. Ogata jamás se acostumbró y acostumbrará a este tipo de vida que tiene tan monótona y claustrofóbica, hace tan solo unas semanas salía a la luz del día una vez a la semana, pero ahora está de un lado hacia otro.

Lo que uno normalmente espera de la libertad es encontrar paz y felicidad, pero aquí había un problema ¿Y si no puedo sentir algo? de ser así para que buscas libertad si no la vas a entender.

El silencio de los pasillos solo permitían escuchar el suave retumbar de los pasos —Wow al parecer alguien volvió a meter la pata jeje— típico de Usami — vete de aquí antes de que pierda los estribos por tu simple presencia— recibió un ligero empujón y escucho el ruido de los dientes apretados del otro— todos saben que eres la perra de cualquiera, así que ten cuidado por donde andas Ogata, cuida bien tu espalda— la mirada de Usami demostraba la casi nula cordura que llegaba a tener, la ligera vena marcada en su frente era la viva prueba de que se estabas reteniendo de manera asombrosa— ¿y que si es verdad de que estoy con tu amado teniente? Eso no debería de importante en lo absoluto, por algo no te ha tocado ni un pelo de rata que tienes— y ahí estaba la mirada sombría y sin vida de Ogata.

—¿Para qué me buscas? — la silla enfrente suyo estaba girado de manera que solo veía el respaldar de esta— ¿por qué más te buscaría? Tienes un trabajo que terminar y lo sabes perfectamente, se te acaba el tiempo Ogata, hay fotos que demuestran ello míralas por ti mismo— ahí estaba aquel sobre, se acercó a tomarlo.

Era verdad las fotografías revelaban al alfa teniendo una ¿cita? con una omega de buen parecer. La cercanía de ambos era un tanto... desagradable— ¿Qué quieres que haga? — El teniente Tsurumi se giró, en su cara se apreciaba perfectamente la determinación y lo que esté a punto de salir de su boca era mucho más que la orden de un superior— Métete en su vida, haz que tu naturaleza de omega sirva de una vez por todas en el clan, revive la honra de los Hyakunosuke, esa es mi orden.

Con el alma en los pies salió de la sala, lo que entendió de esa orden era que se comportara como una perra que no sabría distinguir la cabeza de su cola, seducir de la mejor manera que pueda al hijo de uno de los grandes CEOS de Japón, humillarse de esa manera. La verdad no le importaba en lo absoluto, el sabía en que tipo de penumbra estaba entrando el día en el que aceptó participar.

Tan solo necesitaba paciencia. Ahora estaba en la pequeña habitación que le cedieron arreglándose de alguna manera— auch...— se quejó debido a las marcas que permanecían aun de alguna manera en su cuerpo, sobre todo en la mordida que tenia en la parte interna del muslo, escocia al roce con la ropa, ese alfa fue un bruto aquella noche.

Salió con un abrigo que le llegaba hasta las rodillas, el clima demostraba con claridad la llegada del invierno y con esto la proximidad de un nuevo año, un nuevo avance...

La ubicación de la presa la tenia en su móvil (o lo que sea ese cacharro inútil) el plan estaba listo, tenía que acercarse de la manera mas casual posible y con eso comenzar algún tipo de relación. Las luces de aquella noche en el local eran muy tenues dificultando la visión de cualquiera. El día de la persecución era de noche, la última opción que quedaba para que lo reconozca era su aroma. Puede mentir, de hecho, Ogata se caracterizaba por eso, las pruebas que se le realizaba con el detector de mentiras siempre salían favorables para él.

Milagrosamente el camino no era tan lejano como se esperaba, estaba a tan solo una cuadra de esta. Acercarse como el típico omega torpe que derrama sin querer café sobre el otro, sus miradas se conectan y ¡pum! La magia del amor sucede y con eso se marcaria el fin de la vida de Sugimoto Saichi.

Aún se encontraba anonadado con la despedida de aquella hermosa mujer, su futura prometida, su mano acaricio aquella zona que tenía una leve marca del labial rojo. Las mejillas de Sugimoto estaban con un ligero carmesí causa del ¿frio?

—Hora de actuar— se lo dijo para si mismo y se acercó sigilosamente, lo que no contaba era que el suelo estaba resbaladizo, se sintió como en cámara lenta. Su pie toca esa zona con una ligera capa de nieve, resbala hasta que lo único que ve es el cielo y para colmo... Sugimoto estaba caminando hacia esa dirección— ¿Estás bien? ¿No te lastimaste? —se sentía ridículo, no sirvió de nada ver esas series cliché para que todo le salga al revés— Evidentemente no estoy para nada bien— de la manera mas cuidadosa posible trato de incorporarse sintiendo como su trasero dolía debido al golpe ahí— Perdón, no quería molestarte— el tono molesto del alfa lo decía todo, cuando vio que se giraba para marcharse dejándolo tirado, se apresuro a reincorporarse para tratar de decir que no estaba del todo bien ya que no solo tenía un fuerte dolor ahí abajo, sino que también estaba empapado en café... frío americano (gracias :D).

¿Qué tipo de maldición tenía ese día? Al tratar de pararse apresuradamente, volvió a resbalar y caer nuevamente para sentir como el dolor se estaba multiplicando por cien— pero— llamo la atención nuevamente del contrario por el ligero quejido que se le escapó — supongo que ahora si que no estas bien— soltó un ligero suspiro para responder— no, estoy empapado, me duele el culo, hace frio y encima ha sido un día de mierda, ¿lo entiendes?¡Una completa mierda!

—Ven, sube, definitivamente no estas en las mejores condiciones para andar— lo dijo mientras ofrecía su espalda para llevarlo.

—No sabes donde vivo.

—Me lo dirás mientras andamos.

—Esta a casi dos horas en tren...

—Oh...


Pero bueeeeno, me gusta el rumbo que esta tomando la historia, por favor apóyenla, disfruten y sin más que agregar...

🐯SAYONARA🦁

𝒮á𝓁𝓋𝒶𝓂𝑒{𝒮𝓊𝑔𝒾𝑜}-𝙊𝙢𝙚𝙜𝙖𝙫𝙚𝙧𝙨𝙚- PausadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora