Fetiches |+21|

❥Misofilia

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❝Filia relacionada con la ropa interior, ya sea verla puesta u olerla❞

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Katsuki Bakugou había estado enamorado de su vecino desde el segundo grado. Le tomó varios años resolverlo, pero no le importaba admitirlo. Para sí mismo, de todos modos.

Para cualquiera, casi todos excepto el mismo Izuku, era claramente evidente que estaba loco por el chico. Sin embargo, no fue hasta el año pasado que Katsuki comenzó a admitir, solo para sí mismo, que tiene un fetiche con la ropa interior. Estando en su segundo año de secundaria, no le importa el hecho de que lo tenía. Pero ahora, parado en la ventana de su vecino y mirando hacia adentro, no estaba tan seguro de que ya no le importe.

Katsuki tragó saliva audiblemente mientras miraba dentro de la casa de Izuku, y más específicamente, su habitación. Sus pupilas se habían agrandado por una razón, y sólo por una razón. Izuku usaba ropa interior de lencería femenina.

Su hábito había comenzado cuando estaba en su habitación y vislumbraba a Izuku desvistiéndose en su habitación. Para alguien tan inteligente, uno pensaría que recordaría cerrar las cortinas antes de desvestirse. Katsuki había admirado su cuerpo tonificado, casi obsesionado con sus piernas largas y músculos delgados. Tenía un profundo deseo de poder ser el que le quitara esa ropa interior al otro chico. Pero seguramente nunca tendría la oportunidad.

Estaba contento con mirar por ahora.
Pero solo pudo resistir por tanto tiempo.
Casi dos meses después de su primer incidente de espionaje, después de mirar a través de la ventana del chico menor durante días y días, finalmente decidió que quería algo más. Querer, no es la palabra correcta. Más bien necesitar o desear.

Así que una noche, cuando Izuku lo invitó a su noche de películas de los viernes, supo que esta era su oportunidad. Izuku se había quedado dormido en el sofá junto a él. Era ahora o nunca. Lentamente se levantó del sofá, observando el rostro del peliverde para ver si había alguna señal de que se estaba despertando. No notó nada mientras retrocedía lentamente por el pasillo hasta la puerta del dormitorio de Izuku.

La puerta estaba entreabierta, las luces encendidas. Empujó la puerta para abrirla rápidamente, cerrándola detrás de él. Tragó saliva, apoyándose contra la puerta por un momento y suspirando. Se animó a sí mismo. Buscando solo una cosa antes de huir de esa habitación. Katsuki corrió hacia su tocador, abriendo el cajón superior para revelar exactamente lo que necesitaba, lo que deseaba. Se mordió el labio mientras recogía el par que había visto que Izuku usaba la primera vez que se asomó por la ventana.

Nunca antes Katsuki había visto o sostenido nada más perfecto.

Eran de un ligero tono púrpura, casi del color de las lilas. Eran especialmente maravillosos por las diminutas mariposas impresas a lo largo de ellos.
No había notado que le temblaban las manos. No había notado la forma en que sus piernas temblaban ligeramente.

No, se dijo, hay que esperar.

Sin embargo, lo que realmente no había notado era el hecho de que la puerta estaba ligeramente abierta, el dueño de dicha ropa interior estaba allí de pie, boquiabierto.

Izuku se aclaró la garganta, haciendo que Katsuki se sobresaltara.

—Eh... ¿Kacchan? ¿Qué... qué estás haciendo? —murmuró incapaz de levantar la voz. Ahora las piernas de Katsuki temblaban por una razón completamente diferente.

—Yo... Joder...

Izuku entró en la habitación, cerrando la puerta detrás de él con el rostro rojo como llamas. Katsuki rezaba sin parar en su mente esperando no haberla cagado entre ellos. El peliverde se tragó el nudo en la garganta, asintiendo hacia la ropa interior que aún sostenía en las manos del rubio ceniza.