Fetiches |+21|

❥Dacrifilia

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❝Relacionado con la excitación por las lágrimas ajenas❞

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[ADVERTENCIA: esta historia contiene trastornos mentales, sustancias ilegales, secuestro, violencia gráfica y sexo con consentimiento dudoso. Leer bajo su responsabilidad].

No podía evitarlo. Cualquiera se preocuparía por ver las lágrimas de otra persona, sabía que no era normal la forma en la que su polla se movía cuando veía a Izuku llorar por cualquier cosa.

Pero Dios.

Izuku estaba llorando esta vez porque le acababan de dar la noticia de la muerte de su madre, sollozaba en medio de la clase y todo el mundo estaba revoloteando a su alrededor intentando tranquilizarlo de alguna manera. Todos menos él, que no podía levantarse sin mostrar su erección a todos.

Se sentía tan sucio, tan mal, estar de esa forma sabiendo la razón de las lágrimas de su compañero y aún así no pudo evitarlo, ni siquiera lo intentó, ya que dentro de su mente enferma no le importaba, no le importaba nada más que su propio placer. El que estuviese tan mal, solo aumentaba su satisfacción. Los sollozos de Izuku eran cada vez más alto por cada segundo que se daba cuenta de la realidad de su situación, mientras que la erección de Katsuki aumentaba con cada sollozo.

Pero lo prefiere así, porque cuando Izuku sonreía, se llenaba de una fuerte necesidad de hacer algo, algo indescriptible. Como envolver su mano alrededor de su garganta y golpearlo contra una pared, incluso si le duele; como hacer que sus lindos ojos se llenaran de lágrimas; como abofetear sus mejillas hasta que se pongan rojas; como darle un puñetazo cada vez que su sonrisa era demasiado brillante y adorable, con los ojos del peliverde arrugados y sus pecas más a la vista: quitarle esa cara con un puñetazo para que no pueda lastimar más su corazón.

Lo sabía especialmente ahora, cuando el contrario se encontraba llorando, y todo lo que podía pensar es en lo jodidamente bonito que se veía con la nariz teñida de rojo, las lágrimas corriendo por las mejillas hinchadas y el rostro brillante por las lágrimas.

—¿K-Kacchan?

No se había dado cuenta, pero en algún momento entre sus pensamientos se levantó empujando a la multitud que rodeaba al pecoso y se puso enfrente.

El labio inferior de Izuku temblaba por sus llantos, unos lindos hoyuelos se formaban en su barbilla mientras las gruesas lágrimas se acumulaban en la parte inferior y goteaban lentamente. Katsuki extendió su dedo para recogerlos, mirando con asombro su dedo ahora mojado antes de llevárselo a los labios. Los ojos de Izuku se agrandaron, pero aún no se ha recuperado por completo de lo que sea que lo estaba molestando, por lo que no reaccionó más. Pudo escuchar el jadeo colectivo de sus compañeros sorprendidos de su acción, así que simplemente se separó y salió de la clase, necesitando bajar su erección en la intimidad del baño.

Antes de salir, su mirada chocó contra la de Mina, quien la apartó rápidamente intentando esconder el temblor de sus manos.

Katsuki sonrió.

Mina había sido su blanco de ira solo un mes antes y todavía la fémina estaba aterrorizada de él. No era culpa de Katsuki que fuera una entrometida.

Solo vino a decirle mierda, que sabía sobre su forma extraña de actuar alrededor de Izuku, sobretodo cuando el peliverde estaba desanimado o deprimido. El rubio ceniza ese día no estaba de humor, así que simplemente la ahorcó mientras le decía que no se metiera en sus asuntos.

Supo ese día lo peligroso que era, cuando en vez de alarmarse o parar al ver como los ojos llorosos de Mina iban perdiendo el brillo de la vida, lo hizo querer más, escuchar el crujido de los huesos del cuello bajo su mano, sentir como el aire entrecortado que viajaban hacia los pulmones de Mina dejaba de llegar y ver como sus movimientos se volvían cada vez más lentos, luchando para que la soltara. Porque los ojos en pánico de la pelirosa se estaban oscureciendo y Katsuki solo quería admirar como una persona como ella, burbujeante, feliz, llena de vida, moría asesinada bajo su poder. Hacerle sentir que, él era el que tenía el control en esa situación, como un rey que decidía el destino de los demás. Un dios.