❥Hematofilia

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❝ La hematofilia es la parafília que contempla la excitación sexual a través de la sangre. Algunos fetichistas practican el Bloodplay, práctica en la que beben la sangre de sus parejas sexuales a través de cortes.❞

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¿Cómo habían terminado las cosas de esa manera?

—¡Como salgas por esa puta puerta juro que te buscaré y encontraré! Entonces reza porque no te ahorque con mis manos cuando lo haga.

¿Cuándo todo se torció tan macabramente?

Izuku sollozó limpiandose bruscamente las lágrimas que caían por su rostro. Odiaba verse débil ante Katsuki, no permitiría que terminase doblegado ante él.

—¡Sabes que nunca te dejaría solo, maldita sea! —soltó la perilla de la puerta y en pasos rápidos estuvo enfrente del mayor.

Los días en donde el sol salía sonriendo al mundo habían acabado.

Katsuki le agarró por el cuello de la camiseta y lo acercó a su rostro, mostrando la enfurecida expresión que no podía ocultar.

—Más te vale, no querrás verme enfadado.

El peliverde rió amargamente soltándose del agarre de un manotazo, mirándole con rabia contenida, apretaba los puños para no darle el primer golpe, sabía que entonces las cosas acabarían mal, para ambos.

La primavera se había marchitado en sus corazones, dando paso a una prematuro invierno.

—Tu siempre estás enfadado —escupió importandole poco provocarle.

—Tu de verdad estás buscando que te muela a golpes —masculló entre dientes.

—Atrévete —Izuku levantó la barbilla valientemente —Te devolveré cada uno de ellos.

Todo se había vuelto tan tóxico, que asfixiaba incluso a los de su alrededor.

El primer puñetazo llegó, a la mejilla pecosa de Izuku, partiéndole el labio al instante. Siseó de dolor antes de devolverle el golpe en la nariz, enfrascándose en una guerra donde siempre habían balas perdidas. La sangre escurría de sus rostros y nudillos, no se iban a detener hasta que estuviesen saciados, o hasta que uno de los dos dejase de moverse.

¿Y entonces... Qué pasaría?

Se lo habían advertido, Katsuki no estaba bien, tenía que haberse alejado cuando pudo, incluso los mismos amigos del rubio ceniza le avisaron. Pero entonces llegaron la posesividad y los celos; le parecieron tiernos al principio, pero ahora habían llegado a un punto enfermizo donde le celaba hasta para salir a leer al parque de enfrente. Aunque no podía culparlo, él hacía exactamente lo mismo, se sentía tan malditamente inseguro de una infidelidad que si Katsuki llegaba más tarde de la hora de la salida de su trabajo se echaba a llorar y volvían a pelearse.

Pero si le dieran la opción de retroceder en el tiempo, volvería a hacer exactamente lo mismo. Su vida estaba ligada a la de Katsuki, no podría seguir sin él.

Ya no eran la pareja envidiada de la universidad, esos días quedaron atrás.

Jadearon, mirándose el uno al otro, recorriendo cada rincón del rostro contrario, no se sentían culpables de lo que habían hecho, claro que no. Se habían desfogado del día de mierda que tenían. Un chico había besado a Katsuki en la entrada de su trabajo, ninguno se lo esperó, el rubio ceniza sólo quería volver cuanto antes a casa después de tan agotador día y el peliverde le esperaba en el coche para llevarle.

Fetiches |+21|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora