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—Toma esto y estarás mejor —Taehyung vio al cachorro -que ahora sabía se llamaba Jungkook- aceptar la taza de infusión que le había preparado el médico—. Cuidado con tus feromonas.

Jungkook asintió tiñendo su rostro de rojiza vergüenza. Taehyung quería entenderlo, no era muy alentador perder el control de sus feromonas y menos frente a alguien tan importante como un miembro de la realeza. No sabía con qué cara iba a ver a los demás si le llegaba a ocurrir eso siendo un príncipe.

En parte también se sentía culpable pues sabía que, que eso hubiera pasado era su responsabilidad. Fue él quien confino al cachorro omega con preguntas apenas lo reconoció. Era de esperarse que Jungkook hubiera caído en la angustia de una situación así y terminase perdiendo el control de su cuerpo y esencia.

También era una fortuna que su tía hubiera aparecido justo a tiempo siguiendo el aroma a fresas ahogadas de un joven cachorro y lo ayudara a tranquilizar para llevar con el médico en busca de asistencia. Casi parecía que tendría un ataque de pánico al no poder responder correctamente lo que quería saber con desespero.

—Lamento mucho eso —habló cuando su tía volvió a refugiarse con el médico en una charla al otro lado del consultorio donde terminaba de hacer su ungüento. El pequeño omega negó con la cabeza una vez terminó de beber la infusión, mirándole apenado.

—No tiene nada de qué disculparse, Alteza. Es mi culpa por perder el control así.

Taehyung se mordió la lengua en silencio, sintiéndose el doble de culpable porque gracias a su estatus y linaje conseguía que eso pasara. Que otros se echaran la culpa de algo que no lo era con más frecuencia de la que le gustaría, todo porque todos sabían quién era su padre.

Y no exactamente porque fuera el rey, sino por su ya conocido mal carácter.

—¿Me dirás la verdad?

Ojalá eso hubiera sido suficiente para evitar que siguiera con su interrogatorio.

Jungkook frunció las cejas y lo miró como si le cuestionara si realmente quería saber sin uso de palabras. Como si quisiera saber cuánta era su necesidad de curiosidad haciéndole incluso dudar de que estuviera acusando a la persona correcta.

—Hablemos en otro lado ¿Podría ser, Alteza?

Taehyung dejó caer los hombros, sintiéndose victorioso en el fondo porque finalmente sabría lo que sucedía.

Con una corta y rápida explicación le avisó a su tía que irían al jardín en donde también pidió firmemente a su escolta Namjoon que los dejase unos minutos a solas. Con un gesto reacio le concedió la orden, dejándoles en el jardín trasero donde nadie más que las flores podrían escucharlos. Le cosquilleaba el pecho ansioso de la anticipación.

—Dijiste Krampus —le recordó. Jungkook presionó la boca marcando un hoyuelo en su mejilla—. ¿Qué sabes sobre eso? ¿Eres su duende lacayo?

—Algo así —musito, aguardando un momento de silencio antes de revelar—. Somos familia.

—¡¿Qué?!

Jungkook agrandó los ojos como él, igual de exasperado y asustado.

—Por favor, no grite —susurró con las manos en el aire—. Nadie debe saber.

Taehyung recayó en su error, carraspeando y pidiendo disculpas en voz baja, esperando que Namjoon no fuera a aparecer creyendo que algo le había ocurrido. Para su suerte no fue así.

—¿Cómo es eso posible? —preguntó en cambio—. Creí que era una especie de demonio o espectro. ¿Acaso tú...?

Negó inmediatamente.

—Yo soy humano.

—¿Y por qué lo ayudas? Hace cosas terribles. ¿Te está obligando?

—Krampus me salvó —respondió. Taehyung dejó caer la boca no dando crédito a eso, más la seriedad y timidez con que lo decía le indicaba su veracidad—. Mis padres me abandonaron en el bosque para morir cuando supieron que era omega. Fue en Noche Buena. Él... —bajó la mirada—. Se encargó de ellos y me dejó ir a un nuevo hogar. Lo vi el año pasado y quería agradecerle, pero no sabía cómo. Me metí a su trineo y así fue cómo llegué al palacio.

Los ojos del omega comenzaron a aguarse inesperadamente rápido, llegando su boca de hipidos que Taehyung no comprendía hasta que se cubrió el rostro con las manos y suplicó perdón repetidas veces.

—Hey ¿Por qué lloras?

—L-Lo lamento. Fui yo... Y-Yo le di la carta que usted escribió, Alteza. En serio perdón —balbuceo apenas mirándolo entre los dedos que se bañaban de lágrimas—. No creí que diría algo malo, sólo la vi y me dio curiosidad por el destinatario, y como él iba a dejarme ahí olvidé que la tenía conmigo. Krampus sabía que la tenía y la tomó... Por eso él fue por la reina. Es lo que hace. Acepta las señales de los desafortunados. Fue mi culpa que la matara.

Le tomó varios segundos procesar cada cosa que soltaba, conectando los hilos correctos a los sucesos reproduciéndose en su cabeza. La culpa, la ingenuidad y la sorpresa formando una mezcla homogénea en su ser. Una parte de él, muy en el fondo, confirmando que tenía razón a su silenciosa teoría.

Jungkook se sorprendió aún más que él cuando lo siguiente en decir no fue una sentencia de muerte o encierro en los calabozos del reino, sino otra cosa.

—¿Puedo saber cómo lo contactas?



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💚✨

A wooden toy / TaeKookDonde viven las historias. Descúbrelo ahora