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—Aquí hay más.

Buscaban piedras preciosas y cuarzos para atar a listones coloridos. El objetivo, según el libro, era que las piedras y cristales reflejasen la luz de las estrellas, la luz y la aurora boreal. De ese modo el árbol cobraría vida, absorbería la magia y atraería a Krampus hasta ellos.

La situación ahora era inversa. Taehyung le había prometido hacia un par de días que todo estaría bien. Ahora se había aparecido en su hogar en el bosque con un moretón en el pómulo y la coronilla.

Púrpura, rojo y algunas partes azul. Su labio inferior hinchado y rojo, y las mangas de su caperuza eran tan largas ese día que le cubría las muñecas moradas que tanto Jungkook como su abuelo lograron ver en algún momento.

Y estaba tan triste que al lobito de Jungkook le dolía ver a su nuevo compañero de aventura así, como un cachorro hecho un ovillo en el suelo usando su propia colita para esconder su vergüenza. Jungkook no sabía de qué otro modo sentirse.

Alguna vez los primeros días Taehyung le pidió que dejara las formalidades con él porque quería escapar del palacio un momento, pero él se negó. Supo que no podría hacerlo ahora.

—¿Tae? ¿Puedo decirte así? —absolutamente consiguió su atención aunque estaba en cuclillas junto al riachuelo recogiendo piedras coloridas como joyas—. ¿Cómo te sientes?

Por la periferia advirtió al escolta Kim tensarse sin dejar de vigilar la integridad del príncipe, inflando su pecho con tanto aire que Jungkook incluso pensó que se estaba preparando para el combate.

El mayor lo miró con tristeza, con la capucha de la caperuza apenas permitiéndole ver su rostro a plenitud y lo agotado que estaba.

—Bebió mucho anoche —dijo en voz baja—. Estuve en el lugar equivocado. No debí molestarlo.

—No digas eso. No es tu culpa —sin importarle lo que el escolta pudiera decirle, lo envolvió en un abrazo por los hombros, detestando el amargo olor depresivo a cacao de su nuevo amigo—. Lamento que no podamos hacer algo más al respecto.

—Está bien —le sonrió, pero de nuevo no parecía ser genuino—. Puedo con ello.

Más tarde ninguno volvió a tocar el tema, sólo ocupándose de su misión de reunir las cosas para el nuevo pino de Krampus. Mientras ataban los cristales y piedras a los listones coloridos que colgarían alrededor del pino en el bosque, papá Noel se apareció con un par de tazas humeantes y una de sus sonrisas de ojos pequeños y nariz rosada.

—Una buena taza de chocolate caliente siempre trae felicidad —fue lo que dijo y tuvo razón.

Una vez Taehyung llevaba la mitad bebida casi sintió que el dolor de su rostro había disminuido y su lobito agitaba la cola otra vez. Incluso olvidó imaginar cómo se pondría su tía al verlo al día siguiente que volviera de su viaje de negocios.

—¿Nunca has pensado en decirle esto a Krampus? —soltó Jungkook de pronto, sus dedos frotando los bordes de la taza en su regazo—. Él podría... Sé que es una mala idea. Es malvado y una locura, pero no sé. No se me ocurre otra manera de detenerlo.

Pocas veces Taehyung tenía problemas para expresar lo que pensaba o quería decir. Desde cosas insignificantes hasta algo que podría traer consecuencias graves.

Si, sonaba como una pésima idea en especial si lo que querían era ayudar a Krampus a dejar de ser malo y hacer esas cosas tan diabólicas con las personas. Pero...

Ese pero era el que no podía terminar de decir.

—No. Jamás lo pensé así —gracias a ese 'pero' fue que no pudo enojarse con Jungkook por haber preguntado y en cambio sonrió de nuevo intentando ser alegre—. No hay nada que no pueda soportar. Sigamos con esto.

Pero ¿Hasta cuándo iba a ser capaz de soportar? Eso tampoco lo podía decir.



🎄🎄🎄


gracias por leer los tkmuchito

💚✨

A wooden toy / TaeKookDonde viven las historias. Descúbrelo ahora