Prisioneros

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SERENDIPIA: Circunstancia de descubrimiento o un hallazgo afortunado, valioso e inesperado que se produce de manera accidental, casual, o cuando se está buscando una cosa distinta.

***

Él estaba tan atrapado como ella, pero era ella quien tenía ese sufrimiento marcado en el cuerpo.

Él guardaba en su interior el miedo.

Ella guardaba dolor y vergüenza.

Cada uno estaba atrapado a su manera...

Puede que, muy en el fondo de su corazón, sí que estuvieran buscando algo de magia.

***

Otro día más, una chica con las manos llenas de heridas añadía una nueva marca en la pared de los calabozos de la mansión Malfoy. Una pared apartada de la vista de sus captores, y un medio para no perder la calma ni la cordura.

Luna Lovegood había tomado ese hábito desde que la capturaron porque sentía que tanto ella como los otros prisioneros querían y necesitaban una forma de tener control en ese oscuro y húmedo lugar.

Tomó el trozo de piedra que utilizaba para marcar y tachó otro cupo de días para mirar luego a su alrededor:

Se encontraba en un gran sótano con forma de galería, vacío de no ser por tan solo tres camastros en esquinas separadas, con almohadones y colchones desgastados, y una mesa con un par de sillas y candelabros y una habitación que hacía de cuarto de baño.

Todo ese espacio para un duende, un anciano fabricante de varitas y dos jóvenes alumnos del colegio de magia y hechicería más amenazado en ese momento. Todos diferentes pero con algo en común, estaban despojados de su libertad por oponerse al nuevo sistema que el Señor Tenebroso quería instaurar. Todos aliados de El Elegido o meras herramientas para un tenebroso plan. Víctimas colaterales, ases en la manga que a la vez eran insignificantes. Huéspedes temporales que no sabían cómo podrían salir de esa gran casa, si salían.

En realidad, la rutina de marcar la pared había sido más una motivación por parte de su compañero de colegio y de celda que de ella. Nunca habría imaginado una situación así para conocer a ninguno de los presentes, pero desde que llegó Dean Thomas al sótano con ella y con el señor Ollivander sintió algo más de fortaleza porque, menos al duende Griphook, que no participaba en el ritual de conteo de la pared, a todos les pareció buena idea y lo tomaban como una promesa secreta; por cada día tachado, harían algo divertido tras su salida.

Aun que Luna a veces no se sentía con ánimo, se obligaba a tachar los días en la pared, recordaba cómo pintaba las paredes de su casa, e intentaba también buscar ladrillos escondidos para no caer en el tedio durante el cautiverio y que a la vez no la pillaran. Pero ese día se sentía débil en todos los sentidos.

Su cautiverio era muy extraño, pues estaban encerrados en pésimas condiciones en esa estancia, pero, por otro lado, no les faltaba comida. Un elfo doméstico se encargaba de llevársela en una gran bandeja. Dean decía que era porque no les interesaba que les vieran sin fuerza para no resultar una carga y así estar lúcidos para obtener información.

Desde que entró, a Luna no le comunicaron dónde se encontraba, pues en el viaje de vuelta a casa por Navidad, unos mortífagos la aturdieron en el expreso de Hogwarts y lo último que recordaba era un vagón y luego aparecer allí en una de las camas. Pero, por la información de sus compañeros, supo que se hallaba en la mansión Malfoy.

Ella no había estado en presencia de Voldemort, pero sí de Colagusano y del matrimonio Malfoy y otros mortífagos que según fue sabiendo, habían tomado la casa de la antigua familia aristocrática como cuartel. Bajaban sobre todo a por Griphook y a por el señor Ollivander y después los acompañaban de regreso con un aspecto demacrado... Dean y ella mientras tanto intentaban hacer algo para distraerse de los momentos de tortura de sus compañeros y estar preparados para ayudarles a su regreso, pues algunos días era difícil porque podían escuchar desde esa oscura estancia los gritos de dolor que El Señor Tenebroso les provocaba.

Serendipia (Druna)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora