Esa misma noche, Luna despertó con un fuerte dolor de cabeza. Un leve ruido la sacó de su sueño y al abrir un poco los ojos quedó algo deslumbrada debido a la luz que desprendía una pequeña lámpara de noche con una vela en su interior, dejando el reflejo de unas manos de alguien que la acababa de encender, algo temblorosas al contraste con la luz. Todo era de un color entre anaranjado y verde. La estancia entera estaba en ese momento en tonos relajantes y apagados entre el dosel de la cama. Fuera de la mansión llovía con fuerza. El entorno la invitaba a quedarse quieta y relajada, si no fuera porque iba notando la fatiga, el sudor y la jaqueca.
–No se mueva muy deprisa, señorita, por favor, espere a que la ayude –le dijo una voz fina y cálida, la primera que escuchaba en mucho tiempo. Se sintió tan desconcertada de que alguien tratase con tal delicadeza en esa casa que tuvo que frotarse los ojos para ver mejor a quien en ese momento estaba destapándola y estiraba sus mantas.
–Hola... Perdona, pero... ¿Quién eres? –preguntó Luna observando a una elfina doméstica; Era una criatura menuda y de tez rosada y gris. Le recordaba a los elfos domésticos de las cocinas de Hogwarts, salvo por la diferencia de que la notaba en peor aspecto. Cansada o más bien demacrada. Vestía con harapos y sus ojos eran grandes como los que Luna había observado en esas curiosas criaturas, pero sin brillo alguno.
—Soy Nilly, señorita –la pequeña elfina dejó lo que estaba haciendo en ese momento para darle una exagerada reverencia a la joven- Una de las elfos domésticas sirvientes de la familia Malfoy. Me han asignado su cuidado estos días hasta que se reponga y pueda... volver a bajar... ya sabe. Con mucho gusto atenderé a lo que necesite.
–Encantada de conocerte, Nilly. Yo soy Luna Lovegood -dijo la chica con una leve sonrisa-. Pero, por favor, no es necesario que te inclines.
–Pero, señorita, está dentro de mis obligaciones. Soy una sirvienta...
–Eso no es necesario conmigo. De verdad. Además, puedes llamarme Luna. No hace falta que me llames señorita todo el rato.
–¡Uy, no! Eso es impensable, señorita. Si me descubrieran mis amos tuteándola...
–Pero, yo te puedo llamar por tu nombre, ¿no? -la elfina asintió encogida y desconcertada- Entonces tú también puedes llamarme por el mío. Es más, si no lo haces me sentiría mal. Te lo puedes tomar si quieres como una orden. Sí, te ordeno que me llames Luna.
–En ese caso... No sé qué hacer. Supongo que es lo correcto. Pero ante la presencia de los amos tendré que tratarla de usted.
–Bueno. Ya iremos entrando en confianza. Tengo la impresión de que esa bandeja que has puesto en la mesita es para mí...
–Sí, seño-... L-Lu-Luna... ¡Ay! ¡No puedo, señorita!... ¡Lo siento mucho! –la elfina, ante su frustración, procedió a hiperventilar y a golpearse la cabeza con una de las gruesas columnas de madera del final de la cama.
–¡No! –Luna se incorporó rápidamente para impedir que la elfina siguiera agrediéndose a sí misma- Para, Nilly... –la tomó de una mano y le puso otra en la frente. Al momento la elfa paró como con la sensación de estar reconectando con la realidad. La chica le ofreció una mirada dulce y preocupada y al mirarla a los ojos los de la pequeña elfina se empezaron a inundar.
–Ay... La he hecho hacer movimientos bruscos –dijo la criatura entre lágrimas y sofocada viendo cómo Luna se había incorporado y estaba de rodillas en el borde de la cama.
–Que no. Estoy bien -Luna la tomó de ambas manos intentando que se calmase-. De hecho, creo que necesito moverme...
–Yo, verá... El caso es que la hacía durmiendo y ahora mismo venía a ponerle una toalla húmeda y a traerle más mantas gruesas de invierno. Pero, como ha despertado, ¿qué le parece si le preparo un baño caliente y mientras le cambio las sábanas?

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Serendipia (Druna)
FanfictionTodo el mundo coincide en lo mismo; algo se ha descolocado en el mundo mágico, pues ningún alumno de Hogwarts podía dar crédito a la imagen que captaba toda la atención del gran comedor esa mañana: Draco Malfoy y Luna Lovegood juntos.