CONFECCIÓN

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Un nuevo día se alzaba en Earthland, como señal de ello era el imponente sol que se alzaba en el horizonte de la ciudad de magnolia.

Nos encontramos ahora en Fairy Hills, el famoso edificio de departamentos exclusivos para las féminas que eran miembros del gremio de Fairy Tail, el cual se destaca por no admitir a ningún hombre bajo ninguna circunstancia, todo vigilado por la imponente y atemorizante Erza Scarlet.

En una de esos departamentos, se encontraba la maga de agua Juvia Loxar aún en los brazos de morfeo en su cama, sólo que ésta vez no estaba sola. Al lado de ella se encontraba también dormida una niña, quien era obviamente Luna, su hija del futuro con Natsu Dragneel.

Al momento en que las dos féminas fueron ahí después de separarse del Dragon Slayer en el gremio, las dos platicaron unas horas más acerca del futuro, hasta que llegó la hora de dormir.

Luna se negó rotundamente a no dormir con su mamá, cosa que Juvia lo entendía, al recordar que la pequeña había visto morir a su yo adulta, por lo que no tuvo problema en compartir cama con su linda hija.

Ya en el amanecer, Juvia fue la primera en levantarse, por lo que se vio cómo la maga de agua mayor se incorporaba con los ojos entrecerrados por lo adormilada que se sentía. Bostezó y estiró sus brazos, para después tallarse los ojos con la manga de su pijama, para luego fijarse en su hija aún dormida.

La pequeña dormía en la misma posición que ella, de lado con sus dos manos juntas cerca de su rostro y sus piernas levemente recogidas, aunque el rostro si le recordaba un poco más a Natsu, ya que portaba una enmarcada sonrisa mientras dejaba salir un poco de saliva.

"Luna, es hora de despertar." fue la dulce manera de despertar de la Loxar

En eso la joven comienza a hacer muecas y abre los ojos lentamente, demostrando que Juvia había tenido éxito en despertarla. La niña se incorporó y realizó las mismas acciones que hizo Juvia al despertar, cosa que la hizo sonreír al ver lo parecidas que eran.

"Buenos días Mama" habló somnolienta Luna.

"Buenos días." respondió ésta. "Vamos a ducharnos, después iremos al gremio."

"Haaaai." fue la respuesta sonriente de la pequeña.

Ambas pronto se ducharon juntas sin ninguna prisa y sin ningún inconveniente. Juvia se asombró de la enorme cantidad de comida que podía ingerir la joven Luna, por lo que hizo bastante más almuerzo del que estaba acostumbrada a hacer.

Ya vestidas, ambas se encaminaron pronto a Fairy Tail, la cual ya debió haber abierto un par de horas antes. Luna se encontraba vestida con su misma ropa de ayer, mientras que Juvia usaba su vestimenta de invierno.

Su vestido largo azul con chal afelpado, con el vestido callendo hasta sus tobillos, pero con una abertura en su pierna izquierda, dejando ver su torneada pierna en la que llevaba su símbolo de Fairy Tail. Sus piernas llevaban unas botas marrones muy largas hasta arriba de las rodillas, un cinturón color marrón por encima de su vestido y su típico sombrero iba adornado con una flor dorada.

Al haberse bañado con su hija, Juvia notó que la marca de gremio de su hija estaba en la parte posterior de su hombro izquierdo, cosa que le pareció, ya que la mayoría de los miembros llevaban a la vista su marca. ¿Bueno, cada quién no?

Platicando un poco más durante el camino, se toparon con un rostro familiar.

"¡Tía Erza!" la jovencita fue a abrazar a su tía favorita, aunque nunca lo diría realmente.

"Hola Luna, hola Juvia." saludó a ambas la pelirroja mientras acariciaba la cabeza de la menor.

"Buenos días Erza-san, Juvia creyó que ya estaría en el gremio." fueron las palabras de Juvia.

EL SECRETO DE NATSU Donde viven las historias. Descúbrelo ahora