Prólogo

338 37 7
                                    

«Y cuando muera, no vayáis a mi funeral, no dejéis flores en mi tumba, y no lloréis diciendo que me vais a extrañar»

La lluvia caía sin parar hace días, hoy era el día perfecto para acabar con todo el sufrimiento que sentía hace ya demasiado tiempo; subí hasta el último piso del gran edificio y me acerqué a la orilla, sólo un paso más y seré libre por el resto de mi vida, no más reglas, ni sufrimiento, no más bromas por parte de quienes obviamente no me quieren, simplemente se habrá acabado todo.

¿Realmente es esto lo que quiero hacer? Los recuerdos comienzan a aparecer en mi mente, mi primer mejor amigo, mi primer beso, la primera vez que sentí que alguien en realidad me quería, mi mejor cumpleaños, la primera fiesta a la que asistí, ¿por qué recuerdo todo esto ahora? Esto es lo que debo hacer, esto es lo correcto, ¿lo correcto? ¿Desde cuándo sé que esto es lo correcto?

Miro hacia el suelo una vez más, las pocas personas que se encuentran en la calle en estos momentos se ven realmente pequeñas desde esta altura. Estoy dispuesta a saltar, cierro mis ojos antes de respirar profundamente.

-No te atrevas a saltar.

-¿Por qué no lo haría?

-Porque seguro hay mucho que no conoces aún.

Me volteé a ver quien se encontraba a mis espaldas pero mis ojos nublados por las lágrimas no lograban reconocerlo. Pasé mis manos por mis ojos con fuerza quitando las lágrimas que se acumulaban cada vez más, miré directamente a los ojos de la única persona que se encontraba conmigo en este piso.

-¿Quién eres? -Susurré.

-No saltes -Respondió ignorando mi pregunta.

-Dime quien eres.

-Un ángel del infierno para muchos, y un jodido ángel del cielo para otros. Soy quien quieras que sea.

Abrí mis ojos, no esperaba esa respuesta en absoluto. Lo observé fijamente y noté una sonrisa divertida en su rostro, ¿él encontraba divertida toda esta maldita situación?

-No pareces el tipo de chica que saltaría de un edificio.

-¿Y qué tipo de chica parezco?

-No lo sé, las que van por ahí con sus amigas diciendo que chico es más lindo y esas mierdas de ustedes.

-Definitivamente no soy así, idiota. ¿Podrías decirme tu nombre?

-¿Y para qué lo quieres? De todas formas vas a saltar y no quiero a una muerta diciendo mi nombre por ahí.

Eso definitivamente dio en un punto débil, cerré mis ojos con fuerza mientras mordía mi labio inferior para no dejar a las lágrimas salir. Levanté mi vista y su sonrisa había sido reemplazada por una mueca extraña, al percatarse de mi mirada sobre él sonrió de nuevo.

-Quizás quiera despedirme de alguien antes.

-¿Acaso nadie te quiere que yo seré el que tendrá el honor de escuchar tu último adiós? -Soltó una risa ronca.

-¿Podrías darme tu maldito nombre? -Le grité lo más fuerte que pude- Y si no lo harás, entonces mínimo vete de aquí para yo irme también.

-Hay más vida, ¿sabes? -Suspiró- Una vida de mierda pero vida al final, ¿siquiera has intentado saber que hay más allá de tu vida en familia? Estoy seguro que no, estoy total y completamente seguro de que no sabes una mierda de como es la vida realmente, y ahora no saltarás, dejarás tu maldito gran show porque, al menos a mí, no me das pena. Deja de ser una pequeña niña y asume el maldito problema que tengas, no saltes para ni siquiera ser recordada por eso, porque antes de ti alguien también saltó aquí y no lo recuerdan, y después de ti llegará otro idiota y saltará haciendo que se olviden de ti para siempre.

Comencé a sentir mis piernas sin fuerzas, cada palabra que dijo me había llegado, caí al suelo y comencé a llorar fuertemente, él tenía razón a pesar de no saber ninguno de mis malditos problemas. Yo no quería morir, no hoy, ni mañana, ni siquiera quiero hacerlo dentro de una semana; básicamente, yo no saltaría sólo por lo que acaba de decirme un completo extraño.

Él seguía de pie mirándome mientras yo estaba en el suelo, no me abrazaría, yo no le daba lástima. Levanté lentamente mi vista cuando él se estaba alejando, no quería que se fuera, necesitaba a alguien en este momento incluso si sólo era para que me viera llorar, estaba tan cansada de sentirme sola.

-Vuelve -Susurré-, por favor.

-No tengo porqué hacerlo.

-He pedido por favor -Traté de hablar sin que mi voz se escuchara débil.

Me miró sobre su hombro soltando unas palabras que no pude entender para luego comenzar a caminar hacia mí, se arrodillo casi quedando a mi altura y me abrazó. Durante varios minutos todo lo que se escuchó fue la lluvia chocar contra el suelo haciendo que mis sollozos pasaran desapercibidos aunque ambos sabíamos que yo continuaba llorando, me separé lentamente de él queriendo permanecer en sus brazos por más tiempo.

-Gracias -Susurré.

-¿Gracias? -Asentí- ¿Y eso por qué?

-Porque has hecho que no salte, y te has quedado aquí conmigo bajo la lluvia sin decir nada.

-Oh -Me miró seriamente-, no te acostumbres a que todos los extraños hagan esto.

Y eso fue lo último que oí de él antes de que comenzara a alejarse para bajar del edificio, ni siquiera supe su nombre para recordar a quien me salvó de saltar desde aquí hacia una muerte segura, quizás nunca más lo vería o quizás volvería a encontrarlo en un futuro y sepa su nombre. Miré por última vez el lugar en el que me encontraba antes de comenzar a bajar por las mismas escaleras que aquel chico minutos antes.

(...)

«¿Si quiera has intentado saber que hay más allá de tu vida en familia?» habían pasado horas de lo sucedido y no lograba sacarme esa pregunta de mi mente, era cierto que no tengo idea de cómo es la vida más allá de lo que mi madre quiere mostrarme o me deja saber.

Desde este momento sólo estaba segura de una cosa: debía averiguar qué es lo que hay fuera de mi vida en familia.

Reasons » afiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora