Capítulo 8

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«Ella desea salir durante toda esta noche a caminar, a perderse del mundo, a ver las estrellas desde algún césped, de algún parque, o desde la acera de la calle»

Revisé mi teléfono en cuanto desperté en busca de un mensaje de Ashton y con tristeza lo bloqueé al notar que no había ninguno.

Está bien, nada ha pasado. Quizás no tiene batería.

Quedaban pocos días antes de tener que decidir lo que iba a hacer. No estaba segura de esto para ser sincera, era arruinar una fecha especial por los siguientes años. Tomé mi cuaderno de notas y empecé a leerlo. Habían fotos de mi madre con algunas notas bajo ella, una foto de las mascotas que había tenido desde que era pequeña, y luego estaba la última fotografía: mi padre.

Ya había pasado un tiempo desde la última vez que hablé con él, lo recuerdo gritándole a mi madre que su nueva mujer lo hacía feliz, que era tan perfecta y toda una señorita. Es gracioso esto último, ya que aquella "señorita" había arruinado más de un matrimonio, más de una familia. Al menos tengo los recuerdos felices de cuando aún era pequeña.

Avancé unas cuantas hojas más hasta llegar a donde esperaba: Razones.

Razones por las que suicidarse:

»Sólo eres una molestia.

»Maldita carga para tu madre.

»Ni siquiera logras pensar en algo inteligente.

»Mírate, estás sola... otra vez.

»¿Lo notaste? Alejaste a tu única amiga.

»Nadie quiere que los sigas jodiendo.

Razones por las que no suicidarse:

»Ashton Irwin.

»Debes estar con Ashton.

Ashton. Mi única razón era él, ¿qué podría perder? En algún momento se comenzará a aburrir de escucharme y simplemente se irá, nadie lo detiene. Definitivamente yo no lo detengo.

No sé en qué día estoy viviendo, la sensación es parecida a vivir en un sueño, los días pasan pero uno jamás se entera que están avanzando. Duermes y despiertas día tras día, comes, sales, tomas una ducha, escuchas música. Haces lo que cualquier persona normal hace, la única diferencia es que no sabes por qué lo haces, no tienes un propósito.

—Luce, ¿estás despierta? —Mamá asoma su cabeza por mi puerta— Ya es tiempo que te levantes o llegaremos tarde.

—Bajo en cinco minutos.

Revisé mi teléfono para leer el mensaje de Sally diciendo que no podría acompañarme, luego vi la fecha: martes 08 diciembre. Faltaba cada vez menos para poder abrir las cartas, cada vez menos para descubrir el gran misterio.

Subí al auto y conecté mi música a los parlantes, All Time Low comenzó a sonar mientras yo miraba por la ventana esperando a que mi madre entrara al auto.

—¿Estás segura de esto? —Le pregunto por décima vez desde que me lo había comentado— No es realmente necesario hacerlo, ¿sabes? Podemos seguir aquí, nadie nos está obligando —Me giré para poder mirarla—, ¿me estás siquiera escuchando? ¡Deja de ignorarme!

—¡No, Luce! No podemos seguir aquí, no es lo mismo y nos está dañando. Me han llamado de tu escuela, te saltas clases y tus notas han bajado notablemente, ¿crees que no sé qué has salido a todos lados porque ya no soportas estar ahí? ¡Nada es lo mismo!

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