No podía saciarse de él. Hyun Joong imaginaba que en el peor de los casos era una especie de locura, y en el mejor una obsesión temporal. Por muy exigentes que fueran sus responsabilidades y compromisos, siempre encontraba momentos, de noche y de día, para pensar en Young Saeng.
Aunque sabía que era una actitud cínica, casi deseó que solamente hubiera sido sexo. Porque si sólo hubiera sido sexo, habría podido satisfacer sus hormonas y volver al trabajo. Pero no se trataba sólo de imaginárselo en la cama, o de fantasear con encontrar una hora para perderse en aquel pequeño y esbelto cuerpo.
A veces, cuando se le metía en la cabeza, lo veía delante de un grupo de niños dirigiendo sus voces con las manos, los brazos, todo su ser. O sentado ante el piano, flanqueado por sus hijos, riendo con ellos. O caminando por el pueblo, con las manos en los bolsillos y la cara levantada hacia el cielo. Y eso lo asustaba terriblemente.
«Es el hombre de tu vida», decidió mientras medía la pieza de un rodapié. No tendrían que preocuparse de nada. Sólo tendrían que… ser. Eso bastaba para volver loco a un hombre.
Pero no podía permitirse locura alguna. Tenía dos hijos, un trabajo. Hasta tendría que poner la lavadora cuando llegara a casa. Y, maldijo para sus adentros, había vuelto a olvidarse de sacar el pollo del congelador.
Comprarían hamburguesas de camino al concierto. Ya tenía suficientes cosas en la cabeza como para encima tener que preparar la cena. La Navidad se acercaba rápidamente, y los gemelos se estaban comportando de una manera ciertamente extraña. «Sólo las bicis, appa», le habían dicho. «Santa se encargará del regalo grande».
¿Qué regalo grande?, volvió a preguntarse. Ni con interrogatorios ni trampas había conseguido arrancarles respuesta alguna. Por una vez, los gemelos se mostraban absolutamente herméticos. Eso era algo que lo inquietaba. Sabía que dentro de un año, dos si tenía suerte, empezarían a dudar y a cuestionar la existencia de Santa Claus y de la magia de la Navidad. El final de la inocencia.
Pero ese año, cuando les había preguntado por lo que querrían encontrar la mañana de Navidad debajo del árbol, los gemelos se habían limitado a sonreír… y a asegurarle que sería una sorpresa para los tres.
Tendría que trabajar sobre ello, pensó Hyun Joong mientras ajustaba el rodapié con el martillo. Al menos habían conseguido el árbol y horneado algunas galletas y golosinas. Sintió una punzada de culpa por haber rechazado la oferta de Young Saeng de ayudarlo con la decoración. E ignorado a los gemelos cuando le preguntaron si Young Saeng podría ir a casa a adornar el árbol con ellos.
Era demasiado consciente del gran error que supondría permitir que los niños se encariñaran demasiado con Young Saeng. Sólo llevaba unos cuantos meses en el pueblo. Young Saeng podría encontrarlos simpáticos y divertidos, pero no tenía nada invertido en ellos… Maldijo para sus adentros. Ahora era él quien sonaba como si estuviera hablando de bonos y acciones.
No era eso lo que había querido decir. Simplemente no estaba dispuesto a consentir que alguien volviera a defraudar a sus hijos. No se arriesgaría por nada del mundo.
Una vez clavado el último rodapié, asintió con gesto aprobador. La casa estaba quedando muy bien. Sabía lo que estaba haciendo con ella. Al igual que sabía lo que estaba haciendo con los gemelos.
Ojalá hubiera sabido igual de bien lo que hacer con Young Saeng.
❄️☃️❄️
–Quizá ocurra esta noche –Youngsoo observaba el vaho de su propio aliento elevarse como el humo. Estaba sentado con su hermano en la casa del árbol, bien abrigados los dos para combatir el frío de diciembre, con abrigos y bufandas–. Todavía no es Navidad.
–Pero es el concierto de Navidad –afirmó Kyungsoo, terco. Estaba cansado de esperar a la omma–. Fue allí donde lo vimos la primera vez. Y habrá la música, el árbol y esas cosas, así que será como si fuera la Navidad.
–No lo sé –a Youngsoo le gustaba la idea, pero era más prudente–. Quizá, pero no recibiremos ningún regalo hasta que llegue la Navidad de verdad.
–Claro que sí. Cuando el tío Jung Min se disfraza de Santa Claus en el cuartel de bomberos, por ejemplo. Eso siempre ocurre varias semanas antes de las fiestas, y reparte regalos entre todos los niños.
–No son regalos de verdad . No son cosas que tú pides –pero Youngsoo parecía cada vez más dispuesto a apuntarse a la idea–. Aunque tal vez si lo deseamos con la suficiente fuerza… A appa él le gusta un montón. El tío Hyung Jun le dijo el otro día al tío Jung Min que appa había encontrado al hombre de su vida, aunque él no se hubiera dado cuenta de ello –frunció el ceño–. Pero… ¿cómo podría no darse cuenta si ya lo ha encontrado?
–El tío Hyung Jun siempre anda diciendo cosas que no tienen sentido –dijo Kyungsoo, con el clásico y fácil desdén de los más jóvenes–. Appa se casará con él, y él se vendrá a vivir con nosotros y será nuestra omma. Así tiene que ser. Nos hemos portado bien, ¿no?
–Desde luego –respondió Youngsoo, mirándose las puntas de sus botas–. ¿Crees que nos querrá y todo eso?
–Probablemente –Kyungsoo lanzó a su hermano una mirada penetrante–. Yo ya lo quiero a él.
–Y yo también –sonrió, aliviado Youngsoo.
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Una omma por navidad. ☃️
RomanceUna omma por navidad. ☃️ Sinopsis: Los gemelos Kyungsoo y Youngsoo habían pedido a Santa Claus un único regalo: ¡una omma! ¿Conseguirán al final los gemelos su regalo de Navidad?