Habló como testigo de su alma

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Capítulo 45: Habló como testigo de su alma(1)

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Harry sabía que había ojos puestos en él. Siempre sería sensible a ese sentimiento, pensó, y más debido a su nuevo cambio. Como no podía aliviar la mirada con esconderse y encogerse, sería más difícil de soportar por un tiempo.

Se sentó a desayunar y comió su avena. Sabía que la gente murmuraba rumores sobre el juicio de ayer y se empujaban unos a otros para que fueran y le hicieran preguntas al respecto. Harry los ignoró. Sabía que había llegado El Profeta y, por la forma en que la gente se quedó callada, la historia de la primera plana debía ser sobre él. Harry ignoró eso. Mantuvo la mirada en la vena. Los otros Slytherin no lo molestaron, aunque le dieron muchas miradas de desconcierto, claramente incapaces de comprender por qué se levantaba tan temprano cuando no tenía que asistir a clases.

—Harry, idiota —dijo Draco detrás de él, en un tono desagradable—. Podrías haberme despertado y decirme que vendrías al Gran Comedor a desayunar —se dejó caer en la silla al lado de Harry y lo miró, antes de servirse, con mal humor, un plato de salchichas, como para decir que Harry podía comer cosas sosas, pero que él no tenía porqué.

Harry se encogió de hombros. —No podía dormir. Supuse que querrías hacerlo —se comió otra cucharada de avena.

Draco bajó la voz. —Pero podrías haber evitado todo... esto —agitó una mano para abarcar las miradas, los susurros, los cuchicheos y las otras señales de un grupo de personas demasiado interesadas en sus asuntos—. ¿No quieres hacer eso?

—Tengo que acostumbrarme tarde o temprano —dijo Harry en voz baja, y miró a Draco a los ojos—. Ya que, después de todo, no planeo ocultar más quién soy.

La sonrisa que se dibujó en el rostro de Draco fue realmente aterradora. Harry se encontró mirándolo con tanta cautela como algunos de los Ravenclaw lo miraban. Draco se inclinó más y lo miró fijamente a los ojos, luego se dio la vuelta y volvió a sus salchichas, ahora ayudado por una generosa copa de jugo de calabaza.

Harry miró la parte de atrás de su cabeza, luego se encogió de hombros y comenzó a comer de nuevo. Supuso que también se acostumbraría a eso con el tiempo, al menos si Draco planeaba hacerlo de forma regular.

—Potter.

Harry se detuvo con la cuchara a medio camino de su boca. Conocía esa voz, pero no era una que hubiera esperado escuchar. Con cuidado volvió a colocar la cuchara en el cuenco, y el cuenco a una buena distancia de su codo, antes de darse la vuelta. Luego tuvo que inclinarse hacia los lados, para evitar que Draco fuera a buscar su varita de inmediato. Realmente, no soy el único que necesita hacer algunos cambios. Sé por qué me sobreprotege en este momento, pero sabe con qué la maldije.

—¿Qué quieres, Parsons? —le preguntó a la Ravenclaw que estaba detrás de él, protegiéndose con El Profeta como si el papel la protegiera de alguna manera de la poderosa magia.

—Yo... quiero saber si es verdad —dijo, y agitó el papel hacia él, demasiado rápido para que Harry pudiera distinguir el titular o la fotografía en la portada. Afortunadamente, Margaret elaboró ​​un momento después—. Quiero saber si realmente eres el Chico-Que-Vivió, el que reboto la Maldición Asesina.

Harry puso los ojos en blanco. Connor se había acercado a él ayer por la noche y le había dicho que lo sentía de nuevo, pero ¿no era eso de un Gryffindor, soltar algo así porque estaba enojado? —Sí, lo soy —dijo, y trató de volver a su avena.

—Pero eso lo cambia todo —le dijo Margaret a su espalda.

—¿Por qué? —Harry miró por encima del hombro, sin tratar de ocultar el disgusto en sus ojos. Si ella no sabía lo que él sentía por ella ahora, estaba realmente loca—. ¿Porque crees que el Chico-Que-Vivió debe ser inherentemente de la Luz?

Tormenta de mares y estrellas (Sacrificios 05)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora