Con un gruñido contenido, vació lo poco de vino que quedaba en aquella copa de un trago, colocándola sobre la mesa tal vez con demasiada fuerza para el material con el que estaba hecha. Estaba segura que si hubiera empleado un poquito más de impulso, el cristal se habría hecho añicos por culpa de la molestia que la inundaba desde hacía ya un buen rato, y no era para menos. Quedar con el hombre que te gustaba para cenar juntos en uno de los restaurantes más exclusivos de la ciudad tenía sus ventajas, sobre todo por las mariposillas que una comenzaba a sentir de forma inevitable al imaginar de qué manera llegaría vestido o si, llegaría a impresionarlo con su atuendo. De qué hablarían y en general, de poder disfrutar de su compañía, cada vez más ausente debido a su trabajo.
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No era algo que le molestara en un principio, después de todo era normal que tuviera sus prioridades, ella también las tendría si estuviera en su lugar, pero después de pasar dos horas allí sentada, esperándolo y acabándose ella sola esa botella de vino que poco a poco le estaba haciendo efecto, estaba empezando a cansarse. Le parecía muy triste pedir algo para comer a esas alturas, sobre todo cuando los camareros que se ocupaban de servir las mesas ya la miraban hasta con pena a esas horas de la noche. "Esto es ridículo" pensaba, casi recostada sobre esa mesa cubierta por un fino mantel blanco, siendo víctima de todo tipo de miradas de los comensales a su alrededor.
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— ¿Qué miras? -le preguntó de mala gana a una señora sentada unos pasos más allá, a su izquierda. Ante el tono que había empleado, y que el efecto del alcohol ya era más que evidente, la mujer le miró con cierto desprecio antes de girarse para darle la espalda, probablemente con la intención de criticarla junto a las personas que le acompañaban- ¿nunca te han dejado plantada o qué? Será imbécil la tía... ¡Camarero, la cuenta por favor!
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Tras esto, pagó entre murmullos inteligibles, sin importarle que una simple botella de vino le costase lo mismo que un mes de alquiler. ¡Y todo para nada! Encima se iba con hambre a casa, si es que después de todo hasta era tonta. Agarrándose de todo lo que encontraba por delante e intentando mantenerse recta, salió del restaurante a duras penas, siendo recibida por una corriente de aire frío que le hizo quejarse aun más, pues solo iba cubierta por un corto vestido que había escogido exclusivamente para él, esperando incluso, impresionarlo. El pequeño abrigo que llevaba se le escurría por los hombros y no atinaba a ponérselo bien, frustrada, paró en seco su caminata por aquella concurrida acera y tras apoyarse en una pared para intentar tranquilizarse, sacó el teléfono de su bolso.
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No sabía cuantas veces lo había llamado, sin recibir respuesta. Únicamente la de esa voz robótica que le informaba que el número que había marcado se encontraba apagado o fuera de cobertura. Era algo ciertamente extraño en Kento, pero no estaba para ponerse a sacar conclusiones en ese momento, sino que decidió desahogarse de la única forma que se le ocurrió, sabiendo que nadie trataría de consolarla. Con las mejillas enrojecidas y un nudo enorme en la garganta, entró a su chat y comenzó a hablarle, intentando esconder el temblor de su voz por las incipientes lágrimas que amenazaban con deslizarse por sus mejillas. Odiaba estar tan sensible y dolida, seguro que el rubio tendría sus motivos para no haber asistido a esa cena que llevaban planeando días pero el haberse visto sola y sin nadie que le contestara al teléfono, hirió su orgullo y acabó alcoholizada delante de todos, intentando distraerse con algo que no fuera esos horribles pensamientos que la atenazaban. ¿Estaría bien? ¿Le habría pasado algo grave y por eso no contestaba?
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De ser así, se sentiría la persona más asquerosa que haya pisado el planeta tierra por haber tenido el atrevimiento de enfadarse con él. Igualmente y no queriendo dejarse llevar por estas ideas tan catastróficas, comenzó a hablar.
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— Ahm... Hola Kento, no sé si lo recuerdas pero esta noche habíamos quedado para cenar... He estado esperando un buen rato y como no has venido...pensé que habría ocurrido algo. -se llevó una mano a la boca para evitar que un gemido lastimero se escapara de sus labios. Parecía incluso que estaba disculpándose, haciendo todo lo posible para no herir sus sentimientos, cuando la dolida era ella.- por favor, dime que está todo bien y que simplemente se te ha olvidado o no has podido venir... Me gustaría hablarlo, dejar las cosas claras por si ya no quieres verme más, pero por favor, contesta. Estoy preocupada.
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Nanami Kento Headcanons;
FanfictionNanami Kento es uno de los personajes del manga Jujutsu Kaisen, por tanto, no me pertenece. Este es un pequeño fic que se basará en pequeñas curiosidades inventadas por mi, planteando diferentes escenarios en los que tú y este entrañable personaje...