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—¡Nos sentaremos en el centro, Hia! Queremos asegurarnos de conseguir los mejores asientos para poder sentir de verdad la acción, ¿verdad, Chay?

Macau tiró de su novio detrás de él y Chay asintió, sonriendo, mientras Pete y Vegas observaban.

Macau y Chay se dirigieron a la cola de los aperitivos mientras Vegas, con los dedos entrelazados con los de Pete, se volvía hacia él y le preguntaba:

—¿Quieres algo?

Pete negó con la cabeza y sonrió. Macau era quien había insistido en que fueran a lo que él llamaba una "cita doble", y acababan de terminar de comer en un restaurante cercano.

—Ya conoces a los universitarios; sus estómagos son como agujeros negros, nunca estarán llenos. Pero yo estoy bien.

Vegas asintió y Pete volvió a mirar sus entradas antes de dirigirlos hacia la sala adecuada. La película en la que habían insistido Macau y Chay era una película de acción americana que a Pete no le interesaba en absoluto: nunca parecían luchar de forma realista o estaban plagadas de supuestos novatos haciendo movimientos que Pete había tardado diez años en dominar.

La película llevaba ya unas semanas en los cines, así que Pete no esperaba que mucha gente se les uniera en la sala. Vegas los guió hacia la última fila, escondida en un rincón, y Pete no pudo evitar sonreír.

—¿Piensas echarte una siesta mientras estamos aquí? —bromeó Pete mientras dejaba la bolsa en el suelo y se acomodaba en la silla.

Vegas jugueteó con los botones para sacar el reposapiés y se apoyó en las manos, cruzando las piernas una vez que lo hizo.

—¿Una siesta con el sonido de helicópteros y tiroteos? A mí me parece tranquilo.

Pete soltó una carcajada e inspeccionó el reposabrazos que había entre su asiento y el de Vegas antes de intentar levantarlo. Dejó escapar un grito de alegría cuando se movió y vio a Vegas reírse por el rabillo del ojo antes de acercarse a Pete.

Pete se puso cómodo, con el brazo de Vegas rodeándole los hombros y la cabeza apoyada en el pliegue del cuello de Vegas, se puso de lado y pasó una mano sobre el pecho de Vegas como si estuvieran juntos en la cama.

—¿Ahora quién es el que se va a echar la siesta? —bromeó Vegas, y Pete le dio un mordisco en la mandíbula en respuesta. Vegas siseó y su brazo se apretó alrededor de los hombros de Pete.

Unos minutos más tarde, Macau y Chay saludaron con entusiasmo a Pete y Vegas desde los asientos que habían elegido después de entrar con los brazos llenos de aperitivos -palomitas, caramelos, nachos- y colocarse justo en medio del cine, como habían planeado. Entraron unas cuantas personas más, pero, como Pete había previsto, el cine estaba prácticamente vacío. Nadie más había elegido sentarse en la última fila, cosa que Pete agradeció cuando las luces se atenuaron y empezaron a sonar los trailers.

Cuando empezó la película, Pete pasó de estar medio tumbado encima de Vegas a tumbarse a su lado, completamente pegados a lo largo de sus cuerpos, para poder ver al menos parte de la película por la que había pagado la friolera de doscientos diez baht.

Tal como Pete esperaba, la película contenía muchas peleas sin sentido. Puso los ojos en blanco y siguió señalando a Vegas cómo deberían estar dándose puñetazos así, y no así, y Vegas se inclinó para morderle el lóbulo de la oreja. Pete podía sentir la sonrisa de Vegas contra su mejilla.

Hacia la mitad de la película, la acción se había ralentizado un poco y Pete se estaba aburriendo. Se estiró y se acurrucó un poco más contra Vegas cuando, de repente, Vegas retiró la mano de detrás de la cabeza de Pete. Pete lo fulminó con la mirada, sintiéndose ofendido: ¿qué se creía Vegas que estaba haciendo, quitándole así el reposacabezas a Pete?

De repente, Vegas estaba medio tumbado encima de Pete, mordiéndole el cuello, besando la mandíbula de Pete hasta que sus labios se unieron y Pete soltó un sonido de sorpresa en la boca de Vegas al abrirla para dejar que la lengua de Vegas explorara la suya. Pete pasó los dedos por el cabello de Vegas y le devolvió el beso. Si una actividad era aburrida, Vegas siempre encontraba la forma de hacerla un poco más interesante.

Por suerte, aunque no había peleas en la pantalla, el sonido envolvente de todo el cine tapaba los sonidos descuidados de sus besos y los gemidos entrecortados que Pete no podía evitar soltar cuando Vegas le acariciaba la polla deliberadamente.

—Vegas... —susurró Pete en su boca—. ¿Aquí?

Vegas asintió y se puso a trabajar chupando una marca en el cuello de Pete mientras seguía frotando a Pete por encima de los pantalones. Pete arañó la parte posterior del cuero cabelludo de Vegas y no pudo evitar empujar sus caderas hacia la mano de Vegas, buscando más fricción.

—Más —suplicó en voz baja.

En ese momento, Vegas desabrochó y bajó la cremallera de los jeans de Pete con una mano y sus dedos encontraron la polla de Pete bajo sus pantalones y ropa interior. Pete acercó de nuevo a Vegas a su boca para que pudiera jadear dentro de ella, dejando que los labios de Vegas amortiguaran todo el ruido posible.

—Te encanta, ¿verdad, bebé? —preguntó Vegas, con la mano subiendo y bajando a lo largo de la polla de Pete.

Pete asintió frenéticamente.

—Me encanta esto, me encanta, eres tan bueno, me haces sentir tan bien —susurró Pete.

Vegas chupó el labio inferior de Pete y utilizó el semen que goteaba constantemente de la polla del pelinegro para acelerar el ritmo, acariciando a Pete cada vez más rápido. Pete plantó los pies en el reposapiés y empujó hacia arriba en la mano de Vegas, persiguiendo su punto máximo; la tensión en el estómago creciendo con cada golpe que pasa.

—Estoy cerca, estoy tan cerca —gimoteó, agradecido de que, por alguna razón, los personajes de esta película estuvieran de nuevo en un tiroteo, y cualquier ruido que hiciera sería, sin duda, ahogado.

Vegas siguió besando a Pete y éste le devolvió el beso tanto como pudo, pero finalmente se rindió y dejó que Vegas le chupara la lengua mientras se acercaba cada vez más, acercándose rápidamente su orgasmo. Apretó el cabello de Vegas con las manos y este respiró entrecortadamente, lo que estimuló a Pete.

—Córrete para mí —susurró finalmente Vegas, y Pete se soltó, su polla chorreando semen en su ropa interior y en la mano de Vegas. Pete gimió en la boca de Vegas y se lo tragó, besando rudamente a Pete en respuesta mientras lo acariciaba durante su orgasmo.

Finalmente, Pete se dejó caer contra su asiento y trató de recuperar el aliento mientras Vegas sacaba la mano de sus pantalones y se la lamía, saboreando todo el semen que había recogido antes de volver a subir la cremallera y abrochar los jeans de Pete, acomodándose de nuevo en su asiento con una sonrisa, tirando de Pete para que se tumbara sobre su pecho.

—¿Quieres que...? —susurró Pete, y Vegas le cortó con un movimiento de cabeza.

—No hace falta, bebé. Eso era para ti —Vegas le estampó un beso en el pelo y Pete canturreó satisfecho, acurrucándose contra el Theerapanyakul.

Puede que Pete no estuviera siguiendo muy bien la trama, pero estaba seguro de que ésta era su nueva película favorita.

Tan sutil como un terremoto [VegasPete]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora