Capítulo 1

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❁. . . . . 104 d.C.

El rey Viserys había organizado un torneo en honor al embarazo de la reina Aemma, del cuál aseguraba nacería un varón, que sería su heredero indiscutible. Se lo comentó a su esposa y a su consejo: Lo vió en sus sueños, tan claro como el agua, se sentaría en el trono de hierro, usaría la corona del conquistador y portaría su espada Fuegoscuro mientras los dragones rugirían al unísono.

Rhaenyra había ido a visitar a su madre como todos los días. Sabía que la gestación de su madre era de gran interés para el reino y su padre, que ansiaba un hijo varón al cual nombrar Príncipe de Rocadragón en vez de su hermano Daemon, que en palabras de muchos nobles del Consejo Privado "carece de las cualidades de un rey". Pero nadie se preocupaba en sí por la reina, que luchaba su propia batalla y cuidaba de su esperado vástago.

Lady Alicent, su amiga y compañera de la Fortaleza Roja se encontraba cepillando los largos cabellos de la peliplateada y peinándolos de manera cuidadosa para asistir al torneo del futuro heredero.

- Todos se olvidarán de mí - susurró bajamente Rhaenyra

- ¿Qué? - preguntó desconcertada Alicent - Por supuesto que no, usted continuará siendo su hija. 

- Pero no soy el varón que mi padre quiere...y cuando lo tenga, se olvidará completamente de mí-

- Es cierto que quizás se centrará más en tu hermano, pero es porque será su heredero - reflexionó - Su legado - terminó de decir Alicent, junto con el peinado de Rhaenyra, quién se miró en el espejo y sonrió satisfecha por como lucía.

- Muchas gracias Alicent. Te quedó muy bonito mi peinado.

- No hay de qué, princesa. Ahora debemos ir llendo al torneo, que pronto comenzará y no podemos llegar tarde.

Ambas amigas salieron de la habitación de la hija de los reyes y partieron hacia el estrado donde estarían los nobles más importantes del reino, con entusiasmo, nerviosismo y.... miedo a que quizás no todo saldría como esperaban.



El torneo había empezado, y en uno de los enfrentamientos del príncipe Daemon con el hijo de ser Otto Hightower, donde este último había perdido, el príncipe canalla había pedido el favor de lady Alicent, la hermana del derrotado, quién aunque había dudado al príncipio, terminó otorgándole su favor, apoyada por su amiga y la sobrina del príncipe.

Mientras esto succedía un ayudante de maestre le había comentado a la mano del rey del complicado estado de la reina y que debía informar al rey de que lo acompañara.


Con cada justa que pasaba, el torneo se tornaba más y más violento, en parte, como lo que sucedía en el torreón donde la reina intentaba dar a luz y donde finalmente tuvieron que abrirla para sacar a un niño al que un muy triste Viserys lo llamó Baelon, como su padre. Lo carcomía la culpa de saber que había escogido a su hijo por encima de su querida esposa.

Al final del combate entre Daemon Targaryen y Criston Cole, donde para sorpresa de público, ese caballero desconocido había vencido al hermano del rey y pidió el favor de la princesa Rhaenyra, todos se enteraron de la muerte de la reina Aemma y del nacimiento del príncipe Baelon, que por desgracia solo le sobrevivió un día a su madre.


En el funeral de su madre y su hermano, Rhaenyra no podía ver a su padre; sabía que este había escogido a su hijo varón y no a su madre. Mientras ella pensaba en todo aquello, su tio Daemon, que la observaba desde lejos, se acercó a ella y le pidió que entendiera a su padre, que había intentado salvar a ambos, pero que no había podido. Rhaenyra pensó en eso y en cuanto le habría gustado que las cosas fueran diferentes.

- Yo nunca seré el hijo varón que mi padre tanto desea.


Syrax, su dragona, había sido la encargada de incinerar los cuerpos de su madre y hermano, y con un dracarys dejaron de estar presentes con Rhaenyra. Pensó en lo fácil que era irse y dejarla, lo fácil que era desaparecer físicamente de su vida, aunque siempre tendrían un lugar en su corazón, pensar en eso la entristecía.

Tenía seis años y ahora estaba sola. Tenía a su padre, sí, pero era el rey que tenía que gobernar Poniente y no podía esperar a que la acompañara siempre. Su tío Daemon viajaba y pensó en su amiga Alicent, y en que era la única que le quedaba.


Tocó la puerta y le indicaron que pasara. Su padre le había dicho que debía de ir a consolar al rey y ella solo pudo obedecerle. Llevaba un libro para leerle al rey y se recordó a si misma cuando leía para el rey Jaehaerys y como la llamaba en sus últimos días por el nombre de su hija que lo abandonó.

Viserys trabajaba en su maqueta de Valyria mientras Alicent se sentó a su lado y hojeaba el libro nerviosa, sin saber exactamente que decir.

- Cuando mi madre murió todos me preguntaban como estaba, pero yo solo quería que me dijeran una cosa: Que lamentaban lo que me había sucedido. - bajó la mirada hacia el libro, pero luego la levantó y miró al rey - Lo siento, de verdad, su majestad. Lamento mucho su pérdida.

- Gracias Alicent, por todo. Gracias por acompañar a mi hija. - dijo tristemente Viserys, sin poder ocultarlo.


En la noche de la ciudad, acompañado de Mysaria y sus amigos de la Guardia de la ciudad, Daemon fue visto haciendo bromas y brindando por el "heredero por un día", denominándose a sí misma como el heredero.

Esto llegaría a los oídos de su hermano el rey, quién hartado de las ambiciones y desgradecimiento de su hermano Daemon, tomaría acciones contra él.

Love in War    [Aemond Targaryen]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora