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Enzo caminaba con las valijas de Julián aún en su mano, y con este siguiéndole por detrás.

Seguía pensando en ese aroma que sintió sobre el Beta. Pero es que era un aroma de Alfa, y no cualquiera, era de un Alfa Dominante. Lo que era aún más raro, pues no habían muchos en el fútbol.

Enzo sabía que los Alfas dominantes eran extremadamente altos, los más bajitos llegaban al metro ochenta. Y su olor era extremadamente fuerte, haciendo que los Alfas normales se sientan incómodos y amenazados a su alrededor.

Ese sería un problema, ya que Julian estaba completamente bañado en ese aroma. Si querían compartir habitación,  tendría que limpiarse. Enzo sonrió ante ese pensamiento.

El podría encargarse de limpiarlo.

Solo de pensar en poder bañar al Beta con su aroma lo tenía a su lobo aullando. Pasó bastante tiempo desde la última vez que restregó su aroma a alguien, y esa última persona justamente fue Julián.

Al contrario de lo que todos creen, jamás bañó a Valentina con su aroma. Esa era una marca personal de un Alfa para marcar territorio sobre su pareja. No lo hacen con cualquiera, es algo privado para ellos. Y eso muchos Omegas y Betas no lo entienden. En especial estos últimos.

Hay varios comportamientos que son característicos de las diferentes clases de lobos. La intimidad y el sentido de seguridad que le genera un nido a un Omega, es lo mismo que genera en un Alfa marcar a alguien con su olor. Simplemente algo íntimo para ellos.

La única persona a la que Enzo había restregado su olor era a Julián. Y le ponía un poco triste saber que era probable que el otro ni se hubiera dado cuenta. Ese sería otro problema en su relación.

El hecho de que Julian no pueda sentir su aroma.

Habia momentos donde odiaba que no pudiera sentirlo. Varias veces había pasado que Enzo trató de mostrar sus sentimientos a través de su aroma. Pero al Julian no poder olerlo, no se daba cuenta de nada.

Las noches donde Julian tenía pesadillas y Enzo trataba de soltar un aroma dulce para calmarlo. El aroma a alegría y amor puro que soltaba el Alfa cada que veía la sonrisa de Julián. Momentos donde quizás todo hubiera cambiado si tan solo Julián pudiera olerlo.

Si tan solo fuera un Omega...

Pero no. Julián no es un Omega y no sirve de nada tratar de pensar como serían las cosas si lo fuera. Ahora mismo tiene que concentrarse en conquistarlo y averiguar quién es el que intenta robarse a su Juli.

Su Juli...

Che, ¿cuál habitación es la nuestra?.— y hablando de Juli.

Enzo se da vuelta para mirar al contrario, quien ha estado siguiéndolo desde hace un rato. Su caminata era tranquila. Y aún tenía esa sonrisita tímida en su cara.

Tan lindo.

—Che, Enzo...—

—...—

—Enzo...—

—...—

—¡Enzo!. ¿Sos boludo vos o te haces?. Hace media hora te estoy hablando.— Julián no lo podía creer. ¿A donde miraba el Alfa con esa cara de estúpido?.

Perdón, me perdí. ¿Qué me habías preguntado?.— el Alfa no pudo evitar reírse por la cara de enojo que tenía el Beta.

—Ajá, te perdiste. ¿Y se puede saber en donde?.— en serio no podía creérselo. ¿Había estado hablando solo y el Alfa no lo escuchó?.

En tu mirada, bebé.— dijo Enzo, poniendo una sonrisa coqueta, mientras trataba de guiñarle un ojo. Trataba, porque en lugar de cerrar uno, cerró los dos.

¿Omega? | Enzo Fernández & Julian Álvarez|.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora