¿Omega? | Enzo Fernández & Julian Álvarez|.

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— Alfa...

Lo último que recuerda Julián antes de caer en la inconsciencia, fue el fuerte aroma de la Tierra mojada y Menta.

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Lo primero que pudo sentir al volver a la conciencia, es la sensación del calor que recorría su cuerpo. Podía sentir un trapo húmedo sobre su frente, y escuchaba a algunas personas conversar.

Abrió los ojos, pero rápidamente volvió a cerrarlos debido a la molestia de la luz sobre él. Intentó incorporarse, pero fue rápidamente detenido por un par de manos que lo tomaron suavemente, impidiendo que se levantara.

— Tranquilo Julián, sentate despacio.— fue la voz que pudo escuchar, la cual lo ayudó a acomodarse mejor. Finalmente abrió los ojos, notando que la persona que lo estaba ayudando no era nadie más que Lionel Messi, su capitán.

Pudo sentir un suave aroma a Pasto recién cortado y Miel, un aroma tan dulce y natural que no pudo evitar suspirar de alivio.

— Lío, ¿que me pasó?, ¿como terminó el partido?. Lo último que recuerdo es estar jugando y que de repente me agarrara un extraño calor.— fue la pregunta que hizo Julián, recordando lo último que tenía en su memoria.

— No te preocupes, el partido terminó bien, se retrasó un poco debido al incidente, pero ganamos 5 a 0.— fue lo primero que le contestó, mientras trataba de pensar en una forma de revelar lo sucedido al nuevo Omega frente a él.

— Y respecto a tu otra pregunta, será mejor que llame al médico, él sabrá explicarte mejor y responderá todas tus dudas.— decidió el mayor, mientras se levantaba para buscar al doctor.

Julián finalmente se sentó, tomando una jarra que estaba sobre la mesita de luz, y sirviéndose agua en el vaso que estaba junto a ella. Tenía bastante sed, así que vació rápidamente todo el contenido del recipiente.

Empezó a pensar en lo que le había sucedido anteriormente. Recuerda las molestias continuas que lo habían afectado desde que se levantó, quizás debió prestarle más atención, aunque en ese momento había creído que no eran nada.

Esperaba que no fuera nada importante, no soportaría el hecho de que lo mandaran a casa a tan pocos días de empezar el mundial. Esa fue una de las principales razones por las que no quizo decir nada, aunque ahora tal vez se arrepentía un poco.

Escuchó voces que se acercaban por el pasillo, a lo que decidió prestar atención. No pasó mucho tiempo cuando vió como Lío había vuelto, abriendo la puerta para un gran hombre, quién ingresó detrás de él. Frunció el ceño al sentir el fuerte aroma del que suponía era un Alfa.

Eso era otra cosa que lo descolocó un poco desde que se había levantado.

Podía sentir el aroma de las personas.

— Hola, señor Julián. Yo soy Diego Martínez, médico de la selección Argentina.  No hemos tenido el placer de conocernos antes.— se presentó el gran Alfa frente a él. Le respondió con una pequeña sonrisa y un pequeño asentimiento, indicándole que podía continuar.

—Me imagino que tenés muchas dudas respecto a tu condición, así que me tomaré el tiempo de explicarte lo que sucedió. Prestá mucha atención y ya luego podés hacerme las preguntas que quieras, ¿de acuerdo?.— le habló, una sonrisa amable en su cara. Entendía lo confundido que debía estar el chico, y él especialmente decidió atenderlo, pues creía que sería capaz de entenderlo un poco mejor.