-01. El juego está a punto de comenzar

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Bajé las escaleras tan rápido como pude, intentando no tropezarme con los tacones que mi madre había elegido para mi

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Bajé las escaleras tan rápido como pude, intentando no tropezarme con los tacones que mi madre había elegido para mi.

Mis padres me habían organizado una cena con mi actual pareja y prometido. Un chico algo mayor que yo, con un futuro brillante a la vista y proveniente de una familia tan prestigiosa como la mía.

Porque, claro, mis padres nunca aceptarían a alguien que no cumpliera con ese requisito: venir de una familia posicionada socialmente a la par que la nuestra.

—¡Buena suerte, enana!—Gritó mi hermano mayor desde el salón.

—¡Jodete!

—¡Kaori, por Dios! ¡Ya vas tarde!—Mi madre me recriminaba mientras me colocaba la chaqueta.

—¡Lo siento!—Exclamé en un tono bastante agresivo, y dejando a mi progenitora con la palabra en la boca, salí de la casa y cerré con un portazo.

Resoplé al mismo tiempo que caminaba y saqué mi teléfono para escribirle un mensaje al chico.

"Fukuda, no sabes cuanto lo siento, pero hemos tenido un problema familiar. No podré asistir a la cena."

Esperaba haber sonado creíble.

"Sin problema. Otro día será."

No podía descifrar si se lo había tomado bien o mal, pero, honestamente, no me importaba lo más mínimo.

No me moleste en leer los mensajes de mi grupo de amigos y solo me dirigí hacia donde habían quedado. Ellos sabían que hoy tenia una cena importante, por lo que sería una sorpresa verme allí.

[...]

—Podéis dejar de llorar, ya estoy aquí.—Mencioné con una sonrisa llegando por detrás de Chota.

—¡Desgraciada, me has asustado!

—Oh, lo siento, princesita.—Le hablé a Karube con una mano en el pecho y un falso puchero.

—Eres imbécil.—Me respondió sin rodeos.—¿No tenias planes hoy?

—Eso iba a decir yo, habías quedado para cenar con "Fu-cagada".—Mencionó esta vez Arisu con una ceja en alto. No pude evitar sonreír ante el apodo que los chicos le habían asignado a mi prometido.

—Le he cancelado.—Dije, sin rodeos, sacando un cigarro de mi bolso para encendermelo.—No tenia ganas de verle la cara.

—Tus padres se van a volver locos.

—Lo sé, pero aprenderé a vivir con ello. Deberían agradecerme que sigo llevando este anillo asqueroso.—Levanté mi mano.

—Oye, es bonito.—Me contradijo Chota.

—Cállate y elige un bar.—Le di un suave golpe en el hombro.

—Alguno del que no nos hayan echado.—Puntuó Arisu, y no le faltaba razón.

𝙩𝙝𝙚 𝙘𝙝𝙚𝙨𝙝𝙞𝙧𝙚 𝙘𝙖𝙩; 𝘢𝘭𝘪𝘤𝘦 𝘪𝘯 𝘣𝘰𝘳𝘥𝘦𝘳𝘭𝘢𝘯𝘥Donde viven las historias. Descúbrelo ahora