Bella y brillante, Shimizu Kaori se hizo fácilmente con el control de la situación, pero todo se le salió de las manos cuando el gato de Cheshire entró en su vida.
Chishiya Shuntaro x Fem! Oc
Solo el personaje de Kaori y sus relativos me pertenecen.
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En el momento en el que ese hombre lo roció todo con el extintor, perdí cualquier tipo de visión sobre lo que estaba pasando.
Solo escuchaba golpes y jadeos. Le habían quitado el arma al cazador, y en un impulso de valentía, me adentré en la sala buscando a mi amigo.
Este yacía en el suelo al mismo tiempo que el hombre llamado Aguni se peleaba con el cazador. Me había parecido ver un machete en la mano de este último y me imaginé lo peor.
Fui hacia Karube, tenia una gran herida cerca del costado y la sangre no paraba de brotar de ella.
—S-Shimizu...—Me llamó. Estaba arrepintiéndome de haberlos dejados solos, eso no había sido de buena amiga.—¿Estás bien?
—Claro que lo estoy, pero tú no. Vámonos de aquí, agárrate a mi.—Intenté levantarlo del suelo cuando escuchamos una voz proveniente de la lejanía.
—¡La zona segura está en el apartamento cuatrocientos seis! ¡No se puede superar el juego solo! ¡Hacen falta dos personas!—Gritaba Arisu.
—H-Hay que ir.
—Alguien irá, Karube. Tenemos que ponerte a salvo.—Le dije, aún viendo como el hombre y el cazador se golpeaban mutuamente.
La cosa entre ambos estaba bastante reñida, y pensaba salir de allí lo antes posible con mi amigo, me iba a sentir muy mal dejando a Aguni a su suerte, pero iba a confiar en él.
Sentía el teléfono sonar en mi bolsillo, sabía que quedaba poco tiempo.
Cuando Karube consiguió levantarse, escuché una música y a los pocos segundos, una explosión.
Había sido el cazador.
Un collar en su cuello había explotado, haciéndolo caer al suelo bajo las miradas del hombre y nuestras.
—Dios...—Murmuré, viendo toda la sangre.
Aguni tomó el arma del cazador y pude ver cómo tenía un teléfono, igual que nosotros. Una pantalla blanca donde ponía "Game Over" se apagó de repente.
—El cazador también estaba en un juego...—Dijo mi amigo, apoyándose en mi.—También lo obligaron a participar.
Me sentía mal, el estómago se me había revuelto y el sonido de la explosión resonaba en mi cabeza.
—¿Qué es eso..?—Oí murmurar a Karube.
El tipo al que Aguni había dejado morir tenía un walkie-talkie por el que alguien estaba hablando. Decía algo sobre haber hallado la respuesta, pero tampoco le preste demasiada atención.
—¿La respuesta?—Se preguntó.—¡Eh! ¿Me oyes? ¿De que respuesta estás hablando?
—Tenemos la respuesta. Volved a La Playa.—Se escuchó. Yo fruncí el ceño y me acerque.
