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Game quería decir que era feliz, pero no lo era, tenía muchas inseguridades y mucho dolor guardado, dolor que no podía compartir ni con Kim porque era precisamente este el que se lo causaba.

Como todas las mañanas se levantó para ir a trabajar, tenía un trabajo bien pagado como fotógrafo, tomaba fotografía para las revistas más importantes y periódicos locales.

Eran esos momentos donde podía desahogarse, donde se olvidaba de todo y solo se concentraba en el paisaje o persona frente a él.

El modelo frente a él aún era inexperto, era un jovenzuelo de cabellera rubia que se equivocaba cada minuto, a Game le colmaba la paciencia, se empezaba a frustar y aquello no era bueno, tendría que pasar un milagro para que el pudiera tomar una foto decente del chico que no podía ni posar.

—Es todo por hoy, mañana continuaremos — Dijo el director, Game suspiro sintiendo que había desperdiciado toda la mañana con ese chico.

Dejo su material de trabajo guardado y se dirigió al hospital dispuesto a terminar de leerle el Principito a
Hansa.

La pequeña ahora tenía 9 años, estaba delgada y pálida, Game le había tomado aprecio porque le recordaba a su hermanita y realmente el solo pensar en que su hermanita podría pasar por eso le dolía mucho.

Kim lo acompaño más tarde, los dos platicaban de como había sido su día en al cafetería del hospital.

—Tendré una cena familiar este fin de semana con uno de mis trabajadores quiero que vayas conmigo.

Game asintió, no le gustaban esas cenas formales porque sentía que no encajaba, además de que muchos de los que se reunían aún no entendían que ya estábamos en el siglo 21 y las relaciones homosexuales eran de lo más normal.

—Estás bien ¿Y tengo que ponerme traje? — Dijo con ironía, Kim asintió y Game hizo un puchero.

—Te vez bien de traje, te envidiaran así que no tienes que preocuparte.

—Haces que me sonroje — Game palmeo sus mejillas de manera infantil —Por cierto Hansa ya necesita un corte de pelo, contratare a alguien para que lo haga y después de diré a los enfermeros que me ayuden a bañarla.

—Eres tan bueno con ella, ojalá Porchay aprendiera algo de ti, pero ni siquiera viene a verla — Dijo Kim con rencor —Debe estar muy ocupado con su nueva familia.

Y Game odiaba cuando Kim hablaba de Porchay porque lo hacía con rencor y celos, en su tono de voz solo demostraba que su vieja pareja le seguía importando.

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