11.- Hospital

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CAP 11

La mañana era tranquila y cálida, los pájaros cantaban suavemente, ocasionando que Minho siga aún durmiendo en su cama, pero lo malo era que vivía en parte baja, lo que significa que en 3, 2, 1.

—¡Maldito bastardo! Acabas de chocar con mi auto, tendrás que pagarme el seguro.— gritó el desconocido

—¿Bastardo? Ande a insultar a otro, yo no le pagaré nada, usted se cruzó en mi camino, esa es culpa tuya.— respondió el otro hombre.

—¡Vean, cómo ignora su responsabilidad!

—Sí, vean cómo lo hago, me vale un carajo lo que le pase a su auto.— empujó el hombre

—Vea con quién se esta metiendo.

—¡Ya cállense! Aquí está un adolescente que va tener vacaciones en su universidad y solo quiere descansar después de haber elegido arquitectura, sin saber que lo dejaría muerto y sin neuronas.— suspiro Minho.— Lleven sus autos a otro lugar que solo quiero dormir, par de viejos.

—¡Oye mocoso! Más respeto.

—¿Respeto? No me hable de respeto usted, tenga un buen día y cállese, por favor.

Terminó de decir Minho, cerrando su ventana evitando otra vez discutir con esos señores, aunque Minho viva en una zona clasificada para personas de un buen estatus social, eso no evita los momentos así, casualmente hoy día él no estaba con un buen temperamento para ver pelear a las personas y ni mucho menos unirse a las peleas, cualquiera que no viviera ahí y viera a Minho discutir con la gente que pasa por ahí, pensaría que él vivía de la calle y mágicamente se volvió rico, pero no es así, Minho creció en un ambiente abierto y divertido, esas mañas lo aprendió de su mamá que cuándo era pequeño veía como discutía con las señoras de las tiendas por ignorarla y atenderla de las peor manera.

Aunque su mamá parezca tierna ante los ojos de los demás, verdaderamente era un demonio cuándo la sacaban de sus casillas, por eso sus hijos y su esposo no hacían ninguna travesura que pasará los límites que puso su ella.

—Ya desperté, huele delicioso.— dijo somnoliento Minho

—Hijo, anda a dormir un poco más, se ve que aún estás cansado.— dijo su madre, dándole un beso en la frente

—Mamá, te ves muy pequeña haciendo eso, te tienes que estirar para besar mi frente.— reía bajo

—¡Ay hijo! Pues tú también, ya creciste y mucho, si solo era ayer que yo me agachaba para besarte y ahora tengo que ponerme de puntillas para hacerlo.

—Es por qué me alimentaste mucho, mamá.— beso su frente.

—¡Min! ¿Por que has detenido la pelea? Yo quería saber si al final le pagaba el seguro o no.— regaño Ryujin, cruzándose de brazos.

—Yo también te quiero, Ryu.— beso su frente.— ¿Cómo amanecí? Bien, gracias ¿Y tú?

—¡Minho! Eres demasiado molesto, me dan ganas de callarte esa boca tuya.

—Toma, aquí está la cinta.— le entrego, acercando su rostro.— A ver, házlo.

—¡Ryujin, no! Baja esa cinta, ahora.

—Pero mamá, ¡Él me lo pidió y hasta me dió la cinta!

—No le hagas caso a tu hermano, está loquito ¿No ves?

—¡Mamá! No le digas eso.— se quejo Minho

—Mis dos loquitos.—- abrazo a sus hijos.— Vayan a acomodar la mesa, que ya vamos a desayunar.

¡MI VIDA ES UN CAOS! •|| [Minsung] ||•Donde viven las historias. Descúbrelo ahora