-(••÷[ ℍ𝕌𝕄𝔸ℕ ]÷••)- 𝙱𝚎𝚊𝚜𝚝𝚊𝚛𝚜 (Pausado)

-(••÷[ ℂ𝕒𝕡í𝕥𝕦𝕝𝕠 𝟝: 𝕌𝕟 𝕕í𝕒 𝕦𝕟 𝕡𝕠𝕔𝕠 𝕞𝕒𝕝𝕠 𝕡𝕒𝕣𝕒 𝕦𝕟𝕒 𝕔𝕠𝕟𝕖𝕛𝕒 𝕪 𝕦𝕟𝕒 𝕙𝕦𝕞𝕒𝕟𝕒 ]÷••)-

Haru

Me encontraba regando las flores después de la junta en el auditorio, estoy sorprendida por la llegada de la chica nueva, si mal no recuerdo su especie se llama humano es algo peculiar, todos no paran de hablar de ella, sinceramente no estoy interesada en escuchar los rumores que estan diciendo de ella, mientras tanto me concentro en cuidar estas flores y disfrutar la tranquilidad del momento, pero todo fue echado a perder cuando varias de mis cosas cayeron en las flores, acompañado de carcajadas que parecía venir de arriba en los dormitorios o más bien de mi dormitorio.

—Jajajaja Lo siento ¿Estas bien? —pregunto con burla una ardilla —Que raro el viento soplo muy fuerte.

—Claro que estas bien, al fin que habrá un chico dispuesto a salvarte —dijo una gata igual con burla.

—Tan lindos que eran los retoños —suspiro triste la coneja mirando las flores mientras las otras chicas continuaron riéndose —¡Estoy bien! ¡Nunca podrán herirme o lastimarme! ¡Así que ya déjenme en paz!—exclamo.

Volví a mirar a las pobres flores, esas chicas no han pardo de molestarme desde lo que paso y al parecer nada las iba a detener, vi que se formo una sombra que cada vez se hacia más grande, cuando levante la mirada vi que mi colchón ya estaba a centímetros de aplastarme, era tarde para moverme y solo me resigne a quedarme allí  esperando a que me aplastara.

Mi única opción fue cerrar los ojos y esperar a ser aplastada, pero lo que sentí fue que me jalaron del brazo y me quito de mi posible muerte, abrí los ojos para encontrarme con el colchón  tirado en el piso y luego volteo a ver a la persona que me había salvado.

Abrí más los ojos por la sorprendida de de que mi salvador, fuera la humana quien solo me miraba sin ninguna expresión en su rostro, el cual era muy singular pero único de ver.

Nos quedamos un momento ahí sin decir una sola palabra pero juraba que no paraba de examinarme, lo cuan me dio un poco de miedo, hasta que me soltó el brazo y se marchó junto a un can que nos veía de lejos, al igual que los estudiantes chismosos que se encontraban al rededor.

En ese momento ya no me importaron las burlas de las acosadores, si no que no paraba de ver en la dirección en la que se fue la humana y a lo que pude terminar de ver fue que entró al edificio de los dormitorios con el golden.

—《Qué raro fue eso》—pensó la chica —《Bien será mejor que recoja todo este desastre》—suspiro con frustración la coneja.