Capítulo 9

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Título: Pérdida y adquisición
Pov Merlina.

Me cambie mi uniforme a mi ropa casual, un conjunto de: mi remera blanca a rayas, mis shorts y mi campera negra.

Suspiré, ahora no tenia nada con que entretenerme. Estaba demasiado ansiosa como para concentrarme en algo. Caminaba de un lado a otro por la habitación, pensando...
Enid ya me había hablado sobre sus padres, como eran, como la trataban y la veían; a lo último cambiando ese trato. Enlobar había sido un gran cambio para ella, me contó como sus padres estaban muy felices y agradecidos que su hija por fin creció, por fin podría ser parte de la manada, por fin ser aceptada...

"Tch." Me dio asco pensar en eso. El como enlobar define lo que eres y lo que vales; no siendo nada al no alcanzarlo... recuerdo la angustia que sentía Enid, en ese tiempo. El miedo a no ser aceptada... en quedar sola. Acosada por sus padres para que vaya a un campamento, para arreglar su 'problema'.

Por mi parte, yo no le veía lo malo a eso, estar solo no es malo. Sobre todo si los que te rechazan, no te quieren por lo que eres, si no por lo que tienes que ser.

Suspiré largamente, ahora ella, estaba hablando con sus padres, cuando se suponía que ya estaba todo bien con ellos. Hoy, un día como cualquier otro, que se supone que no hay visita (por suerte), vinieron a charlar con ella sobre mí...

Negué con la cabeza. Comenzamos nuestra relación a principios de este ciclo escolar; ya casi dos meses...

El ruido de la puerta cerrándose, me hizo voltear. Enid, había entrado silenciosamente a la habitación, cerrando con cuidado, y apoyando su cuerpo contra la puerta. Su expresión era tranquila, pero sus ojos reflejaban otra cosa... tristeza.

"¿Qué pasó?" Di unos pasos al frente, ansiosa por saber que habían discutido. Como mucho, habían pasado veinte minutos desde que se había ido.

"Mis papás se enteraron de nuestra relación..." Dijo en un suspiro, resignada.

"Oh... ¿y tienes idea de como fue?"

"No me dijeron, pero tengo la sospecha que fue un lycan."

"¿Algun espía de parte de tu familia?" Pregunté.

"No, nada de eso." Sacudió su mano en un gesto de negación. "Estoy segura que fue a ese chico alfa que trató de coquetearte."

"Ya veo, tiene más sentido." Me acerqué a ella, no se había movido de su lugar; permaneciendo recostada en la puerta.

"En resumen... quieren que termine contigo." Oír esas palabras hizo que una sensación desagradable se instalara en mi pecho, como si una boa hubiera subido desde mis entrañas hasta mi pecho, amenazando con romperlo. Simplemente parpadeé y mantuve mi postura.

"¿Y?" Sus manos se cerraron fuerte en su, hermosamente tortuoso, suéter rosa. "Obviamente les dije que no." Volví a respirar. "Qué no podían meterse y manejar mi vida de esa manera..." Sus expresión decayó y sus ojos se desviaron hacia un costado mientras recordaba. "Empezaron a decir... mi madre empezó a decir que no les podía hacer eso, a ella, a mis hermanos, a la manada, que yo tendría que ocupar su lugar en algún momento, y que para ese entonces tendría que tener buena compañía a mi lado."

"Es porque soy humana ¿verdad? " Con sus ojos cristalinos asintió. Sentía como mi pecho se hundía y mi ira subía. Tome su brazo y lo frote un poco, para mitigar su dolor.

"Dijeron que un humano no podía ser buen compañero para un alfa y futura lider, que me deje de tonterías y busque algo bueno, algo de verdad." Su voz se comenzó a quebrar y sus lágrimas caer. "L-Les dije que eras mi mate... que no eres alguien más, que eras especial para mi y que hay un lazo que nos une..." Su mano tapó su cara, y comenzó a negar con la cabeza. "No le importó a mi madre, dijo que como eres un humano el lazo no significa nada, que lo nuestro no puede y no va funcionar."

Tragándome el nudo que se me formó en la garganta, la abracé, escondió su cara en mi hombro y me rodeo con sus brazos. "Me dieron hasta que me gradué para abandonarte o me echarían de la manada." Entre sollozos habló. No hizo falta que le pregunte que eligió, su actitud lo decía todo... iba a perder a su familia.

Respiré hondo, y apreté con fuerza mis brazos... no sabia que decir o que palabras se suponían que le harían algun bien. Hasta ahora, la única persona que me importaba lo suficiente como para pensar las cosas dos veces, era ella. Ella había logrado que mida mis palabras y acciones, que constantemente eran frías e hirientes, lastimando a los demás. Había logrado liberar una llama poderosa e incandescente, en mi, que en ocasiones amenazaba con consumirme, por la magnitud de las emociones reprimidas.

"Lo único que te puedo decir, desde lo más profundo de mi negro corazón, es que siempre vas a contar conmigo..." Bese su cien y moví un mechón de su cabello para hablarle al oído. "Para lo que sea y cuando sea. Te prometo, que no importa lo que esté haciendo, en ese preciso momento, correré a ti." Empezó a sollozar más fuerte y sus manos casi aplastan mis costillas; en un segundo me quitó todo el aire, pero no dije nada.

"Apenas nos reconciliamos y ya los perderé a todos, seré repudiada por mis padres, mis hermanos y primos... seré una extraña." Entre castañar de sus dientes y gruñidos hablaba, tratando de contener su poderoso llanto. Lo único que yo hacía, era peinar su cabello con mis dedos y escucharla silenciosamente. "Pero, no puedo dejarte, no ahora, no cuando nos acercamos tanto..." Levantó su cara de mi hombro, para mirarme a los ojos mientras hacia su declaración. Aún, con esas joyas azuladas ahogadas en agua, se veían hermosos. "este último tiempo como amantes, fueron los mejores y más felices días de mi vida, Merlina..." Me regaló una pequeña, pero triste sonrisa.

Exhalé, sus brazos habían dejado de estrujarme, pero aún así me estaba quitando el aire. "Considera mi familia como tuya, Enid." La besé, castamente en la boca, haciendo un pequeño ruido nuestros labios al separarse. "Puede que al principio haya tomado a la ligera lo que significo para ti, pero con el tiempo he comprendido su importancia y significado, y he aceptado la responsabilidad que significa corresponderte, que te quiera... Enid, si tú decidiste elegirme por encima de  tus padres, considerame tuya..."

Ella gruñó, y sus dedos se clavaron en mi cintura, sacandome un siseo de dolor, sus uñas me habían alcanzado. Apoyó su frente contra la mía y olfateó un poco. "¿Enserió Merlina Addams, lo harías? ¿Enserió te quedarías conmigo hasta el final de nuestros días?" Su nariz empezó a chocar delicadamente contra la mía. "¿Serías mía...?"

"Hace tiempo que lo soy, Enid.... desde que secuestraste mis anhelos y pesadillas, este cuerpo, este podrido corazón, te pertenecen... pero si tanto dudas, puedes tomarme..." Dije en un susurro, sintiendo como cada fibra de mi se estremecía ante su silencio y su toque rígido sobre mí, evitando que pueda moverme de mi lugar.

"¿De verdad...?" Sus labios amenazaban con encontrarse con los míos.

"Si" Jugueteba con acercar y alejar mi boca de la suya.

"¿Segura, de que quieres que te toque? " Sus ojos se veían ansiosos, pero su actitud era temerosa. Como si temiera de que le sucediese algo si me tocase.

"No me gusta repetir las cosas, Mon chiot." Sus ojos azules empezaron a brillar, con un tinte peligroso, a la par de que un ronroneo empezaba a retumbar en su laringe.

Aceptandote/WenclairDonde viven las historias. Descúbrelo ahora