Capitulo 2.

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Un pequeño inconveniente.

-Entonces- dijo aplaudiendo una vez y acercándose a su escritorio -prepárese señorita Leblanc tenemos que preparar una boda que este fin de semana será mi esposa.

-No puedo- le conteste rápidamente sorprendiéndolo- no puedo este fin de semana.

-¿Por qué no?- me preguntó frunciendo el ceño

-Les prometí a mis padres que este año si iba a ir a su aniversario y le pedí permiso a usted desde hace 1 mes y me dijo que si, así que este fin de semana no puedo.

El se rascó la nuca con una mueca recordando que le había pedido permiso para ir y no por casarme voy a estar otro año sin ver a mi familia.

-Aparte- le dije mordiéndome el labio y haciendo una señal con mis dedos-hay un pequeño inconveniente.

-¿Pequeño inconveniente?

-No me puedo casar- le dije haciendo una mueca -si no pide formalmente mi mano a mis padres

-¿Cómo?- me preguntó alzando las cejas incrédulo.

-Es una tradición en la familia no me puedo casar si no pide formalmente mi mano a mis padres y si ellos lo aprueban entonces nos podremos casar- le dije encogiéndome de hombros

El se me quedó mirando un buen rato, tal vez pensando que estaba mintiendo pero lamentablemente para él no lo estaba haciendo.

-¿Formalmente?- me preguntó aun viéndome con incredulidad- ¿con anillo y todo?

-Si

-¿Es una broma verdad?- me preguntó con una sonrisa nerviosa

-Lamentablemente no, así que si lo va hacer formalmente tendremos que mentirles a mis padres y no decirles que solo nos casamos por conveniencia- le conteste con una mueca.

-Vaya- contestó impresionado.

Empezó a caminar de un lado a otro tratando de razonar la situación. Después de unos minutos y unos cuantos suspiros, se detuvo.

-Correcto- me dijo y se arrimó por su saco y se lo empezó a poner -vayamos por un anillo de bodas.

Me le quede viendo boquiabierta porque parecía que se iba a arrepentir y de un momento a otro lo dice muy tranquilo.

-Hay que ir por un anillo de bodas- me dijo entregándome mi bolso -que este fin de semana iremos a parís a pedir su mano como se merece.

-¿Va a ir conmigo a parís?- le pregunté con los ojos y la boca bien abiertos.

-Si es lo que tengo que hacer para casarme con usted, adelante- me dijo con un suspiro.

Yo solo me quede mirándolo, como por un capricho iba hasta casarse con una completa desconocida de la que ni siquiera su nombre sabía.

-Así que apresúrese señorita Leblanc- me dijo agarrándome del brazo y llevándome al elevador -que tenemos que ir por el anillo y por supuesto un regalo para sus padres.

Aun iba atónita y deje que me llevara a donde quisiera. Llegamos a la joyería y no era ni más ni menos que tiffany's. Se acercó al mostrador le pidió algo al encargado, este se retiro y después de unos minutos volvió con algo en las manos y se lo entregó, el Sr. Fellner lo sostuvo y después me hizo una seña para que me acercara.

Al acercarme vi que lo que tenia era el anillo más bonito que había visto era sencillo pero hermoso, con la piedra en forma de corazón y se complementaba con otro que era de puras piedra brillantes. Me quedé sin aliento cuando me agarró de la mano y lo puso en mi dedo para ver que tal me quedaba, parecía hecho para mí, exactamente a mi medida.

-Me llevo este- le dijo al encargado quitándomelo y entregándoselo a él -ya solo falta el regalo- me dijo viéndome con una sonrisa.

Con el regalo no batalló, a mi mamá le compró una pulsera de oro con el grabado de su nombre y a mi papá un reloj que según él le encantaría.

Íbamos regresando a la oficina cuando me empezó a gruñir el estómago, el volteó sorprendido a ver mi estomago y se me quedó viendo con media sonrisa.

-¿Qué tiene ahí? ¿Un extraterrestre?- me preguntó apuntando mi estómago y soltando una risita.

Sentí que me empecé a sonrojar y cuando miró como me puse se empezó a reír aun más fuerte mientras yo mantenía la cara agachada de la vergüenza.

-Vamos- me dijo agarrándome del brazo- hay que ir a desayunar.

Me llevó hasta un restaurant Italiano, donde pidió una exquisita lasaña que con tan solo verla se me hacia agua la boca. Después de terminar de desayunar regresamos a la oficina para buscar boletos de avión y seguir con el trabajo.

De jefe a.. ¿Esposo?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora