KIRISHIMA EIJIRO
Abriste el horno dejando que el olor a pastel viajara por toda la casa, llegando casualmente a quien estaba por entrar.El chirrido de la puerta interrumpió el hermoso silencio en la sala de estar, el pelirrojo se adentro con una hermosa sonrisa demistrando el cansancio en su rostro.
"Estoy en casa" anunció liberandose de la máscara de su traje de héroe. Camino hasta ti para rodearte con sus fuertes brazos, dandote un beso fugaz.
"Buenas noches" junto sus narices para que sintieras lo frio que estaba su cuerpo. "Necesito tu calor" susurro sumamente cansado."Primero necesitas alimentarte" acariciaste su rostro, causandole un leve sonrojo al chico; los ojos de kirishima brillaron, eras su esposa pero el hecho de que seas tan considerada con él lo conmovia. "Cariño" gimió comenzando a depositar besos en tu rostro. "No te merezco"
Ambos tomaron asiento en la mesa agradeciendo por la exquisita comida que estaban por degustar.
"¿Puedo pedir un deseo?" Todavia con los ojos cerrados, kirishima preguntó, le diste un quejido de asentimiento; esperando su respuesta.
"Quiero pedir que esto duré para siempre" comenzó diciendo en un tono suave, sus manos aún estaban enredadas en las tuyas. "Esto. Tú, yo, nosotros. Que tu amor por mi no se tenga fecha de vencimiento, te lo pido a ti porque mi corazón va estar contigo hasta la muerte. No sé si siempre estaras a mi lado o yo estaré pero quiero que dure el mayor tiempo posible. Se lo pido a Dios y, principalmente a ti" el agarre de sus manos se estrechó, por las mejillas del mayor recorrían las lágrimas, unas totalmente sinceras. "¿Podrias cumplirme ese deseo?" Abrio los ojos encontrándose contigo de nuevo, al igual que él, tu rostro demostraba los sentimientos de ese momento. Las lágrimas y sollozos.Los dedos de kirishima pasaron por tus mejillas limpiando aquellas lágrimas que arruinaban tu belleza. "No. Tú no llores" susurro cerca de tus labios, el aliento de ambos se mezclaban.
Te derretiste por sus lindas palabras, sentiste que tus rodillas te fallaban.
"Ni deberias pedir eso, Eijiro. Mi corazón, mi destino y mi todo está contigo"Los sentimientos de ambos eran totalmente sinceros. Desde el momento que se encontraron en esa academia de héroes sus corazones comenzaron a latir al unísono, y hasta ahora, cuatro años después, siguen latiendo de la misma manera y quiza, más que la primera vez.