¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
la hora de entrenamiento había llegado a su fin, todos los estudiantes del salón 1A se dispersaron hacía su habitaciónes correspondientes; observabas como todo se quedaba desolado, seguiste con los movimientos que te había recomendado aizawa.
-Adios (N), nos vemos a la hora de la cena. procura descansar- se despidió amablemente mina, la más cercana a ti. solo asentiste ante sus palabras y seguiste en lo tuyo.
diste un largo suspiro, volviste a acomodar tu cuerpo en posición de pelea y rápidamente diste un ataque, tu don consistía básicamente en, cuando tocas con cualquier parte de tu cuerpo al contrario detienes el tiempo del mismo, permitiendote atacar de forma más rápida que él. con esto, intentabas mejorar tu velocidad para atacar a los contrarios y tener la resistencia suficiente para poder detener el tiempo de almenos 3 personas. sin embargo, aún te desgastaba mucho tu cuerpo y hacía que tus brazos y piernas se duerman, impidiendote que te muevas. esto era una desventaja y era una de las razones por las que solías quedarte entrenando más que los demás.
el tiempo pasó volando y sin darte cuenta estabas llegando a tu limite; te costaba mover el cuerpo y tu mnete estaba bastante borrosa. dejaste de hacer los movimientos para irte a descansar ignorando como iida te regañaba por estar descuidadote y explotandote de forma excesiva.
pasaste por al lado de todos tus compañeros, parecía que ni les importaba o bueno, eso era para ti, porque aunque no lo creas había un pelirrojo que se preocupaba demasiado por toda la situación que estabas pasando.
aquel chico tierno y amigable se preocupaba mucho por la situación que estabas pasando, no solo porque te apreciaba, si no, porque él lo vivió y no quiere que alguien tan admirable pase por aquello, no lo permitiría.
eijiro se armó de valor y a paso acelerado se acerco a donde estaba tu habitación, tocó la puerta y al escuchar una afirmación de "pase", entró a la misma y te observó sentada en tu cama con uno de tus auriculares mientras todo tu cuerpo temblaba.
el adolescente se acercó y se sentó a tu lado, no debía decir nada, no le incumbe y lo sabía. dió un suspiro mientras te acariciaba lentamente la espalda mirándote bastante preocupado.
-¿Cómo te sientes?- se encorvó, acercando su rostro al tuyo.
lo miraste con tus ojos cristalizados -supongo que bien, siempre lo estoy- comentaste con ironía, todos siempre te veían muy sonriente y alegre, más allá de todo lo que vivías día a día siempre eras quien le daba vida al salón junto a otros de tus compañeros.
-no, no siempre lo estás, hoy no lo estás- acortó la distancia de ambos y con sus grandes brazos te acurruco en su pecho en un abrazos agradable y protector.
tu rostro se mantuvo en su pecho durante algunos minutos mientras dejabas ir toda la frustración de estos últimos días.
-siento que ya no puedo más kiri- sorbias tu nariz mientras limpiabas tus lágrimas -creo que no voy a poder estar al nivel de los demás- Aún no te despegabas de él, de alguna manera sentías que él siempre te protegía.
-¿por qué dices eso?- Frunció su ceño, dándote una caricia en tu cabellos -¿acaso no sabes lo talentosa y admirable que eres?- sonrío al aire mientras te separaba de su pecho.
suspiraste mirandolo a los ojos -que lo pienses tú no significa que todos lo piensen- le sonreiste, realmente no podías creer en aquellas palabras que para ti, nunca habias recibido elogios. todos siempre esperaban más de ti, haciendo que nunca te sintieras suficiente con tus habilidades.
-¿acaso no has visto a deku, mina, todoroki y a mí? todos pensamos que eres alguien de admirar, fuerte y valiosa. tu eres quien no se da cuenta de su valor.
bajaste la mirada volviendo a negar -detente, por favor-
kirishima soltó una risilla mientras te miraba -si me dieras tus ojos, te haría ver todo lo que vales y te haría ver lo que tu te niegas a ver solo por tus inseguridades. te demostraría lo hermosa y fuerte que eres y así, te darías cuenta que eres un ser maravilloso- colocó sus manos en tus mejillas mientras las acariciaba suavemente, como si fueras lo más frágil del mundo, ese chico te volvería loca con sus muestras de afecto.
sin notarlo, las lágrimas que habian sido limpiadas con anterioridad volvieron a caer, pero esta vez parecía un fuente de agua, algo que le dió gracia al de dientes puntiagudos.
-un caballero no debería reírse en está situación, pero por un momento dejaré de pensar en eso- soltaste una risa ante sus palabras, dándole un poco de felicidad al contrario. -y ahora te toca descansar después de todo tu esfuerzo- se separó de ti y se paró de la cama, haciendo lo mismo contigo, destapó levemente la cama para que te pudieras acostar tranquila, te acostaste y este te tapó hasta el cuello. verificó si todo estaba en orden y al ver que nada estaba mal te dió un pequeño beso en la frente y se sentó en una silla que se encontraba al lado de tu cama.
-gracias eijiro- al oír aquellas palabras, el chico se sonrojo y con una sonrisa te miró.
-no debes agradecer, más bien yo debería. pero por ahora solo descansa, ¿si? te lo mereces mucho- acarició tu cabello mientras cerrabas tus ojos, cayendo en un profundo sueño. -no me iré hasta que estés segura de ti misma y si debo venir aquí todas las noches no me importa-.