🛡 ꜥꜤ 𝐒𝐄𝐌𝐈𝐋𝐋𝐀 𝐃𝐄 𝐃𝐑𝐀𝐆𝐎𝐍 | Los murmullos y rumores eran comunes en la Fortaleza Roja, secretos de la más Grande Dinastía Targaryen.
Cuándo el Rey Viserys I Targaryen fallece, presuntamente debido a un envenenamiento, la sucesión se v...
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Habían ciertas dudas en la mente de Lucerys, tenía la mirada hacia el suelo, la palabras que su hermano compartia hacia el se sentían lejanas, su mente estaba en otro lado, el ligero aroma que sentía, desde que dio un paso en el castillo.
—¿Luke?
Saliendo de su ensoñación gracias a un pequeño toque en el hombro, llevo su mirada a un lado, los ojos ámbar de su hermano menor encontrando.
—Ah, si.
—¿Me oíste?
—No, perdón.
Joffrey sonrió de lado y acercándose lo suficiente para que enganchará su brazo con el suyo y su cabeza se apoyará en su hombro.
—No, debemos buscar a Jace. —Contestó Lucerys. —Y averiguar porque tarda tanto.
Ambos hermanos Velaryon siguieron avanzando por los pasillos de la Fortaleza Roja, y mientras más pasos daban dentro del castillo, más miradas curiosas atraían, la lógica más fácil era debido a su apariencia, el color de sus cabellos oscuros, la falta de rasgos Targaryen y que con los años, ninguno de los dos se veía como su padre, Leanor Velaryon.
Lucerys si se mostró incómodo ante los murmullos que se estaban empezando formar a su alrededor, mientras que Joffrey apretó su brazo en modo de reconforto, estaba por hablar cuando Jacaerys llegó hacia ellos.
Una sonrisa en su rostro bastante amplia, y un particular brillo en los ojos.
Tal parecía que los dioses habían oído las plegarias de Aegon, y que Jacaerys no habia odió nada de la conversación o discusión que tuvo con su madre.
—¡Jacaerys! ¿Pero, en donde estabas?
—¿Fuiste a la cocina?
Jacaerys quedo sin palabras para responder, olvidándose de la mentira que había dicho para salir. —Ah..no, fui a otro sitio.
—Hmm, a donde? —Lucerys Inquirió con una mirada acusadora, acercándose aún con Joffrey del brazo.
—Me distraje en el camino, pero no importa, vamos al patio de entrenamiento. —Alago esbozando una sonrisa, y tirando de sus hermanos habiando tomando sus manos.
—No, yo iré a al cocina. Tengo hambre. —El menor de los tres se soltó.
—¿Puedes ir solo? —Preguntó Lucerys.
—Mejor ven con nosotros. —Agregó Jacaerys.
Pero el Velaryon menor negó con la cabeza, alegando que tenía más hambre que ganas de visitar un viejo sitio de entretenimiento.
—Estaré bien, enseguida los alcanzó.
Y con un movimiento de mano, se alejo dejando a sus hermanos detrás y tomando un rumbo a la cocina del castillo, aquel lugar donde hayaria sus postres favoritos.
