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Título al final.

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Otra vez ese sueño...

Ya es la cuarta vez en cinco meses desde que ocurrió ese intento de secuestro.

Fue la primera vez en esta nueva vida que he utilizado "magia" siendo sincero, fue raro y a la vez genial. No sé cómo explicar adecuadamente la sensación.

Es mi segunda primera vez con la "magia" bastante curioso ahora que lo pienso.

Desde ese día tengo una pregunta, ¿Por qué? ¿Por qué alguien querría secuestrar a un recién nacido?

Tanto papá como mamá creen que no recuerdo lo que ocurrió en esos primeros días. Y es lógico, después de todo era un recién nacido.

Para no hacer que tengan sospechas de mí, les pregunté cómo fueron mis primeros días. La respuesta es tal y como me lo esperaba... Ocultando lo del secuestro. Cómo si eso nunca hubiera pasado.

Tal parece que tendré que confrontarlos en algún momento. Necesito saber la verdad. Aunque preferiría que ellos me lo dijeran... No quiero levantar sospechas.

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Los rayos del sol, poco a poco se asoman por la ventana. Para mí desgracia, he olvidado cerrar las cortinas.

Me di la vuelta, algo molesto para así intentar dormir de nuevo y evitar la luz en mi rostro. Pero, ¡sorpresa! Caigo cual saco de papas, otra vez me dormí en el costado de la cama. ¡Maldita sea! ¿Uno ya no puede dormir en paz?

Maldigo mi "buena suerte" si es que debo llamarla así. En fin, ¿Qué se le va a hacer?

Con mis patitas me restriego en los ojos, de paso quitándome las lagañas que llevaba encima. Para luego abrir los ojos. Dándome cuenta que está vez caí del lado izquierdo.

Sin más opción me levanto del suelo y de un salto vuelvo a mi cama. No para dormir, no no. Para ordenar las cobijas y la almohada. Me gusta ordenar las cosas, al menos para que mamá o papá no tengan que ocuparse de este tipo de cosas.

Honestamente, todo esto es muy nuevo para mí. Es decir... Pasar de velas a una especie de cachivache mágico que enciende y apaga cuando uno quiere. Definitivamente este mundo está mucho más avanzado que el mío.

Cuando baje de la cama, me pareció ver algo asomándose desde la mesa de noche. Curioso me acerque a está y lo ví, un peluche todo rasgado de un "Sandile" con gafas negras.

- Ahí estabas señor mordisquitos. No vuelvas a ir de fiesta sin avisarme. -

Mordiendo al peluche del hocico, me lo lleve de regreso a la cama. Y lo deje ahí para que pueda descansar bien.

Sin más distracciones, salí de la habitación. Pasando directamente al baño, para así poder lavarme la carita con agüita y con jabón.

Al terminar, cómo todas las mañanas me detengo un momento a mirarme en el espejo.

Soy Un Pokémon | Los OcultosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora