Capítulo 4: Bestia

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LAS IRONÍAS DEL AMOR

CAPÍTULO 4: BESTIA

Hace 16 años

Un año después de la boda entre ChaeWon y JungKook, JiMin decidió mudarse a las afueras al haber conseguido un trabajo en la ciudad vecina; esa misma casa fue remodelada por su última pareja, antes de morir. De igual manera, nació el pequeño YeJun, quien estaba fascinado con su padre y pocas veces lo dejaba en paz.

El matrimonio de la pareja se basaba en pasar tiempo durante las horas de la comida. En las mañanas, desayunaban juntos y la mujer se marchaba a la oficina; en las tardes, regresaba, comían los tres y volvía a irse; en las noches, volvía para cenar y todos veían una película o jugaban un rato antes de prepararse para dormir.

Kook, al haber conseguido su puesto soñado de redactor para artículos en la revista de moda "Eros & Ágape", trabajaba la mayor parte del tiempo desde casa, así que era quien se hacía cargo de YeJun y, dos años después, de HyunOh también.

Nunca pudo tener su programa de radio, aunque Park sí logró producir su tan deseado show gastronómico con ayuda de su madre, entre otros. Constaba de una competencia anual liderada por tres famosos chefs y jueces en la que el ganador, un civil ordinario interesado en la cocina, se llevaría un gran premio monetario y un trofeo.

Por cuestiones laborales y familiares, los amigos sufrieron de una falta de comunicación durante los próximos años que aumentó más y más, al grado de no saber nada del otro más que lo visto en redes sociales propias o de otros medios que apreciaban sus trabajos.

Para inicios del 2016, cuando sus hijos cumplirían 10 y 8 años, los señores Jeon tuvieron una serie de problemas debido a que comenzaron a desentenderse por una simple razón: el poco tiempo que ChaeWon pasaba en casa después de haber aceptado un ascenso en su trabajo y, si bien hizo caso y pasó más horas de calidad con sus hijos, su esposo no estaba conforme.

—Estoy con ellos, JungKook, ¿qué más quieres? —Soltó una noche en la que ambos se encontraban en su habitación—. No dejaré mi trabajo, si es lo que planeas...

—Por supuesto que no te pediré eso. Sé cuánto te encanta —suspiró y se mantuvo de pie frente a su lado de la cama. Ella destendió su extremo, se ató el cabello y se acostó de mala gana—. Lo que trato de decir es que también estoy yo, Chae.

—Lo sé —tomó un libro de su mesita de noche y se puso sus lentes—, y tú sabes que te quiero. ¿Qué más necesites que haga? ¿Quieres que pida salir temprano una tarde y vayamos a un restaurante para que se le acerquen al famosillo crítico de moda Jeon JungKook y nos arruinen la cena?

No podía creer lo que estaba escuchando.

—¿Ahora me sales con eso? ¡Pasó una vez! —Reprochó. Tampoco era como si todas las personas les importara quién escribía sus reseñas de sus revistas de moda favoritas—. Es como si yo me quejara si se te acercara un profesional que yo desconozco para felicitarte sobre tu gran campaña para esa marca de ropa interior.

ChaeWon no contestó.

Estaba molesta. No con su pareja, sino con ella misma.

—No me gusta que estés en mi cabeza todo el tiempo —confesó y el libro pasó a segundo plano. JungKook se sentó a su lado—. Creí que funcionaría porque eres una persona increíble, pero me doy cuenta de que no es así. Me siento como un pájaro en una jaula... No, como una bestia merodeando por su castillo.

» Sé que tengo tantas responsabilidades en esta familia como tú, ¿bien? Y las cumplo. Te ayudo con el quehacer, paso tiempo de calidad con los niños y los amo. Ni siquiera sabía que quería ser madre hasta que los tuve, hasta que vi a esos bebés con mi nariz y tus ojos.

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