¿Qué era lo que necesitaba para pasar una navidad perfecta? Pues este año, Tony Stark no pedía mucho. Aunque bueno, la presencia de una pequeña arañita voladora tampoco era que le incomodara. [Fic navideño en honor a la Navidad Starker 2022, en la p...
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Cuando Peter se despertó, enseguida se colocó ropa abrigada y, frotándose sus manos, comenzó a soplar por un momento en ellas.
Sus sentidos arácnidos comenzaban a adormilarse y por ende, necesitaba entrar en calor cuanto antes. Grata fue su sorpresa cuando vio a su invitada, Wanda Maximoff, alias: La Bruja Escarlata (en batalla), que estaba en la cocina preparando algún tipo de ponche especial navideño. De esos que le gustaba mucho a Tía May, pero que él la verdad detestaba; no le encontraba buen sabor. O estaba muy dulce para su gusto, o tenía un saborcito raro y Peter la verdad preferiría consumir otra cosa antes que eso.
Estaba claro que Tony, divertido, había llegado a la misma conclusión desde que Steve se los había preparado esa noche que estuvieron de visita, así que simplemente lo aceptó y bueno, si Peter no iba a acercarse al ponche, entonces aquello le iba a rendir más, ¿no?
—¡Wanda...! ¿Hace mucho que llegaste? —Saludó Peter, con sus mejillas rojas por el frío y algo apenado que ella le viera en piyama, pero al menos no vestía los pantalones de Hello Kitty que Tony le había dado hace años, no. Esos los reservaba para ocasiones especiales.
La chica se dio la vuelta, alzando dos copas de ponche de crema y le ofreció una, Peter se la rechazó lo más amable que pudo y ella frunció un poco el ceño, extrañada. —Hace como... una hora, en realidad. Tony me ayudó con las maletas.
Saber aquello le causó cierta vergüenza a Peter, porque se suponía que Wanda era su invitada. Le había insistido a Tony semanas atrás para que aprovechara estas fechas especiales de invitar a sus conocidos y compañeros cercanos y aprovechar este tiempo libre para conocerlos más y entablar lazos con ellos. Tony, por supuesto, se negó, alegando que lo único que quería en navidades era estar con él y abrazarlo, y Peter, siendo el amigable vecino araña que era, a pesar de querer lo mismo, se sentía un poco mal al saber que aunque él la estaba pasando increíble con su novio, había otras personas en el mundo que no o que sencillamente odiaban estas fechas. Llámenlo metiche optimista, pero si Peter contaba con los medios para cambiar eso, por supuesto que lo haría.
Y así fue como pasó lo de Wanda. Peter no sentía justo que ella pasara solas las navidades, y esta mansión de Malibú era muy grande para ellos. El joven calculaba que al menos, fácilmente unas 50 personas podían convivir y dormir en el lugar y aun así, habría espacio de sobra para su privacidad, en el caso de contar con más parejas invitadas.
Y en tiempos de crisis, en tiempos de épocas donde la unión debería prevalecer por sobre todas las cosas, donde las peleas deberían evitarse no sólo por el bien de la salud mental, de la de todos, sino por cuestión de tradición, y honestamente, a Peter le dolía pelearse con sus amigos y seres queridos en estas fechas. Por eso fue que no quiso insistir mucho con May sobre el tema de quedarse con Tony. Ella tarde o temprano tenía que entender, que su sobrino ya no el mismo crío de antes. Que Peter de haber tenido los medios monetarios para mudarse en el pasado, ya lo habría hecho. Peter sabía que tenía que experimentar de primera mano lo bueno y lo malo de la vida, sin experiencias de terceros, solo las de él mismo. Porque una cosa es como se pueda escuchar la realidad, el concepto de cómo es la vida por boca de otras personas, y otra cosa muy distinta es poder vivir la vida de primera mano, ya con la opinión que él mismo podía forjar.
