Capítulo#2: Pelea callejera

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Rodeado.


Superado por más de diez hombres, me preparaba para defenderme. Las posibilidades estaban en mi contra, pero había trabajado así toda mi vida.

Los primeros hombres se empezaron a acercar a mí. Dos venían a mí solamente con sus puños, pero uno venía con una navaja de bolsillo. Cuando los dos hombres lanzaron sus golpes me dejé caer de espaldas al suelo y se golpearon entre ellos, la saliva que les cayó goteó sobre mi chaqueta. Aprovechando que ambos se habían aturdido solos, giré mi pierna en el suelo y los derribé a ambos. Otros dos hombres se acercaron al ver a sus compañeros caídos y el de la navaja me intentó alejar lanzando cortes directamente a mi estómago. Logré esquivar todos los ataques del pandillero, finalmente perdió levemente el equilibrio y entonces lo agarré de antebrazo. Con toda mi fuerza lo impulsé sobre mi espalda y lo lancé al líder de la pandilla, la navaja se clavó en la pierna del hombre que habíamos encontrado antes.

--Hirió al jefe, ¡Todos a él! -gritó uno de los hombres.

Los quince hombres empezaron a correr hacia mí como toros desbocados, salté al primer hombre poniendo mi mano sobre su hombro. Mientras estaba en el aire esquivé apenas una navaja que me cortó un poco de cabello. Cuando estaba por tocar el suelo, uno de los hombres me tacleó y me mandó a volar un par de metros. Caí de espaldas, pero aproveché el impulso y poniendo mis manos detrás de mi cabeza me impulsé al aire de nuevo. Logré caer de pie y esquivé un golpe que iba directo a mi rostro.

Necesitaba cambiar la situación inmediatamente, con un hombre detrás y más de diez delante había un gran vacío que podría aprovechar. Nuevamente, empezaron a correr todos a la vez hacia mí, su coordinación para no haberse chocado hasta ahora era algo digno de resaltar. Pero a fin de cuentas tan solo eran pandilleros. Cuando tan solo se encontraban a unos metros de mí salté con todas mis fuerzas, pero un hombre me logró dar en el aire. Aun así había funcionado, el hombre que tenía detrás no logró frenar a tiempo y se estampó con otros dos. Nuevamente en el suelo corrí hacia los tres aturdidos y rápidamente los golpeé en el cuello para dejarlos completamente fuera de combate.

--Doce más - murmuré lo más bajo posible.

Encaré a los demás hombres y los fui derribando de la misma manera. Ya tan solo me quedaban tres más, pero esos tres eran los que más problemas me habían causado. Necesitaba cambiar de estrategia.

--Si tienen valor, vengan de a uno, o tienen miedo de un chico que apenas cumplió la mayoría de edad -escupí desafiante buscando su ego.

--Yo te concederé eso, pero mis compañeros no -contestó uno de los hombres.

Los dos pandilleros corrieron rápidamente hacia mí. Uno lanzó un corte horizontal apuntando directamente hacia mis piernas, pero logré esquivarlo con un salto. Sin que me percatara, el segundo hombre se colocó a mi lado y golpeó directamente mi costado. La fuerza del golpe fue tal que mis músculos tuvieron un espasmo, con eso mi movilidad se había reducido. Logré caer de pie y me volteé hacia ellos.

--Qué cobardes son, usando técnicas sucias, aun cuando me superan en número. Pero saben que, no me rendiré tan fácil -escupí con una sonrisa confiada mientras los miraba sin parpadear.

Cerré los ojos por un momento y entonces rápidamente se me ocurrió un plan.

Empecé a correr hacia ellos buscando que uno me golpeé, cosa que pasó justo como esperaba. Uno de ellos me golpeó en el estómago y me dejé caer al suelo fingiendo un desmayo.

--Y así de fácil se inhabilita a un novato en peleas callejeras -dijo el hombre que me había derribado.

Sentí como me agarraban de ambas piernas y me arrastraban, abrí levemente uno de mis ojos y ahí vi que me encontraba entre los tres hombres.

Erythros: Curso de tripulación (reescribiendo)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora