Esa noche todos nos fuimos tranquilos a dormir luego de socializar, aunque a Cade prácticamente hubo que sacarle cada palabra, pero se pudo. A la mañana siguiente cuando me desperté le di un cabezazo al techo, por suerte, nadie estaba despierto, así que no lo vieron... Esa litera era más dura que una piedra, solo una noche había tenido el disgusto de dormir en ella y ya no lo quería hacer más. Pero eso era de esperarse, después de todo el campus era dirigido por militares. Bajé de mi litera y me puse una chaqueta, saliendo del edificio hice unos estiramientos y me puse a correr cerca de los muros que delimitaban el campus. Desde que me desperté sentía que el frío me llegaba hasta a la medula, el día era nublado y era increíblemente frio. Transmití música desde mi brazalete a unos audífonos para escuchar música mientras le daba vueltas al campus, mientras luchaba por ver a través de mis lentes empañados por el vaho.
Casi terminando la segunda vuelta escuché una sirena que sonaba en todo el edificio de dormitorios, me asusté pensando que se había iniciado un incendio o algo. Apagué la música y corrí hacia el edificio, pero una vez dentro me di cuenta de que esa sirena solo era para que todos se despertaran, ya que mi carrera había sido interrumpida me dirigí a la cafetería y me acerqué a uno de los cuatro puntos de distribución de comida. Por ser el primero en llegar el chef me pidió que me acercara y me hizo entrar a la cocina.
--Buen día señor, ¿Qué necesita de mí? -pregunté curioso.
--Esta mañana cuando llegué te ví corriendo, pareces ser un buen chico, por eso decidí que desde mañana te daré otro desayuno -dijo muy amablemente.
--No es necesario señor.
--¿Seguro? -preguntó mientras me mostraba el contenido de las ollas en las que se preparaba el desayuno.
Era una masa que burbujeaba, se veía babosa y repugnante así que al final acepté su oferta. Ese olor había penetrado hasta lo más profundo de mi ser y me había hecho perder el apetito así que ese día preferí no desayunar.
No quería quedarme a ver como los demás comían esa cosa, ya que quería al menos almorzar así que salí y continue con otra vuelta más alrededor del sector de edificios del campus.
Terminé la última vuelta y empecé a escuchar una estampida, volteé a ver y eran todos los otros cadetes saliendo de la cafetería. Me pisaban los talones y no me había despertado con ganas de ser tacleado por un montón de gente así que yo también corrí hasta mi fila. Una vez todos estuvieron formados ubo un hermoso silencio, aunque un saco de tierra entró en mis ojos por culpa de que levantaron una increíble cantidad de tierra al correr como si el mundo se acabaría si caminaran.
--Buenos días cadetes -gritó el teniente apenas llegando. –El día de hoy se les mostrara cual será el plan de entrenamiento matutino el resto del año, no se repetirá ni una vez así que todos presten atención a la foto que se les enviará, tendrán dos minutos para memorizar ese recorrido.
Los próximos dos minutos el teniente se quedó de pie justo en el medio de las filas sin decir una palabra, el recorrido que mostraba la imagen era una carrera alrededor de todo el complejo, tendría campo atraviesa e incluso nado en el lago. Afortunadamente solo serían tres vueltas con trote suave ya que era casi cuatro kilómetros por vuelta. Afortunadamente ya había corrido una maratón una vez, así que sería posible para mí, para los demás no estaba tan seguro.
--Los últimos dos equipos en llegar tendrán que dar una vuelta extra aunque estén al borde del desmayo, ahora todos ¡Media vuelta! -ordenó con firmeza.
Luego de un par de segundos cuando el reloj marcó las siete con treinta exactamente se escuchó un sonido de disparo que dio el inicio oficialmente del verdadero primer día en este lugar.
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Erythros: Curso de tripulación (reescribiendo)
Science FictionGrandes máquinas listas para la guerra, acero chocando. Escuadrones listos para el despliegue, peligro constante de histeria colectiva y los que tendrán que lidiar con todo eso son adolescentes. Entre el grupo de adolescentes estoy yo, Darius. Un ch...