𝟎𝟒, 𝐓𝐑𝐄𝐄 𝐓𝐈𝐌𝐄𝐒

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Los gritos y jadeos se oían por todo el castillo, pero la mayoría se concentraban en la torre de cierta joven princesa la cual estaba apunto de parir.

La matrona y el maestre conversaban sobre la situación, mientras la embarazada maldecía a todo lo que se le cruzara. Las demás sirvientas ayudaban a caminar a la chica, quien no dejaba de quejarse a cada paso que daba, después de eso los médicos salieron de la habitación.

—Lo esta haciendo muy bien princesa.— Mihrunisa se quedo a su lado, todos se vieron obligados a dejar el lugar conforme el dolor crecía, pero ella se quedó a cuidar a su niña.— El dolor pasara pronto.

La morena tomó una toalla y comenzó a limpiar delicadamente el sudor de la frente de la platinada. Las ayudantes de la matrona dejaron recostada en su cama y la dama de compañía de la princesa se sentó junto a ella.

—Me duele mucho, Arwind.— La chica tomo la mano de la mujer, sintiendo una vez más ese dolor.

—Va a estar bien mi princesa.— La dama retiraba los cabellos pegado por la humedad en la frente sudada.— tendrá pronto a sus bebés en sus brazos y tendrá una familia.

Los ojos lavanda se cristalizaron y las lágrimas salían sin control. No era sólo las contracciones lo que le dolía, era el secreto que su familia de escondió por lunas.

—¿Hablas de los herederos que la corte ansía?— Mihrunisa se quedo con la palabra en la boca y agacho la cabeza, con una gran culpa. Vrinerys se dio cuenta y la encaro.— Tu lo sabias, ¿No es cierto?

La dama levantó la cabeza culpable y tomó la otra mano de la princesa.

—Si mi princesa, yo lo sabia.

Vrinerys solo lanzó las manos de la mujer lejos de ella y se levantó abruptamente de la cama. Comenzó a sollozar mientras se alejaba de todos alrededor, cada paso que daba le dolía el cuerpo.

— Afuera todos.— las matronas trataban de tranquilizarla pero sus intentos fueron nulos, la princesa se alejaba de ellas y sólo pedía que la dejaran sola.—Como su princesa y heredera al trono les ordeno que se vallan. ¡Fuera! ¡Ahora! ¡Déjenme sola!

Las sirvientas no tuvieron más opcion que dejarla sola. Mihrunisa con todo el dolor de su corazón dejó sola a la princesa, camino con un nudo en la garganta hacia la sala de los aposentos de la embarazada. Ahí estaban todos, desesperados, ansiosos y preocupados.

También vio a la matrona y al maestre que habían abandonado la habitación hace un rato. Hablaban con Aemond, Daemon y El rey Viserys.

—Majestades, ¿Que sucede?—Las expresiones de todos signicaban algo más, no eran buenas noticias.

𝐘𝐎𝐔𝐍𝐆𝐁𝐋𝐎𝐎𝐃 • hotdDonde viven las historias. Descúbrelo ahora