𝐘𝐎𝐔𝐍𝐆𝐁𝐋𝐎𝐎𝐃 ▪︎ "¿Crees que no se lo de tu pequeña obsesión conmigo?"
Los secretos esperan el día en que los seres queridos duden de nosotros y que todo salga a la luz.
A veces, un solo secreto puede cambiar el curso de la vida de una person...
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Brunhylda podría ser joven pero no era para nada tonta. Sabia exactamente de lo mal que la reina y el Lord mano trataban a su madre o el como el matrimonio de sus padres se diluia el las redes del olvido y todo gracias a la perfecta dama de compañía de su abuela Alicent.
Oddyle y Ragnar eran unos inútiles en sus propias palabras. La primera siempre estaba en su mundo, ordenando a diestra y siniestra más ropaje que usar, atendiendo a sus lecciones para ser una buena esposa, tratando de ser una princesa "perfecta". Ragnar, por otro lado prefería entrenar con Lord Daven Stark para poder superar a Aemond.
La infidelidad de su padre era un secreto a voces y la propia heredera a la corona tenía el conocimiento de ese sucio secreto.
Desde que Lady Cerise llegó a Westeros desde Old Town la relación de Vrinerys y Aemond había tomado un cambio drástico, la heredera y su futuro consorte ya no pasaban noche juntos desde que el príncipe Asger y la princesa Vhisandey llegaron al mundo. Aemond Targaryen dejó de ser su figura paterna cuando esa mujer llegó al palacio real.
Su madre lloraba mucho, siempre encerrada con el consejo y de ahí a resguardarse en su torre con su fiel dama de compañía Lady Mihrunisa.
Ocasionalmente reunía que todos sus hijos para un desayuno en familia, solo ella y sus hijos. Brunhylda sabía que su mamá ya no era la misma de hace unos años, sus sonrisas eran por compromiso y casi nunca montaba a Hydra.
Mientras que su padre se encerraba en sus aposentos llevando a la cama a esa tal Cerise o montaba a Vhagar. Ni si quiera los miraba a ella o a sus hermanos, esa bruja lo tenía engatusado, incluso había rumores en que lo había convencido para tener a sus bastardos.
Pero si por algo era conocida Brunhylda es por su obsesión por la venganza, tal vez Vrinerys ya no tenga la fuerza para tomar cartas en el asunto, pero ella vengaria a su amada madre.
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Lady Cerise llegó a Westeros con una misión asignada, seducir a el príncipe Aemond para poder dejar en ridículo a la futura reina Vrinerys. Su llegada fue lo que el tuerto necesitaba después que su esposa lo mal cuidara al ser la persona encargada de la educación de los príncipes y princesas. Estaba vunerable y vio su oportunidad.
Si bien su reina Alicent le habia prohibido parir bastardos para evitar manchar su legado como lo hizo su hijastra, aquello era algo que Cerise anelaba con su corazón. Tener un par de bebés con sus cabellos plateados y ojos lavanda, propios descendientes de Valyria, así podría humillar a su rival con la más baja traición que una reina podría enfrentar.