Capítulo 30

2.2K 209 93
                                    

Esa mañana Niki llegó a su hogar con los ojos rojos bañados en sangre, las ojeras marcadas adornando en su rostro y el cansancio insoportable instalado en su cuerpo, sin embargo aún mantenía la sonrisa en sus labios que parecía no querer desaparecer. Tras pasar la puerta de su habitación va inmediatamente a la ducha, ésta le relaja, su espalda dolía de tanto maltrato por las uñas de Sunoo.

La noche anterior había aprovechado que los padres de su novio, recientemente castaño, salieron de fiesta para poder visitarlo, esperaba que los Kim hayan estado lo suficientemente borrachos como para no oír el motor de su motocicleta por la mañana. Se habían quedado dormidos luego de unas películas y cosas no aptas para menores de edad, pero de todas formas su cuerpo le exigía unas horas más de sueño.

También debía pensar en qué regalarle al enano, dentro de una semana cumplirían tres meses de noviazgo y aunque él no era de regalar cosas, sabía que a su novio le hacía mucha ilusión. Realmente a veces era muy cansador ser novio del perfecto Kim Sunoo. Pero valía toda la pena del mundo.

¿Cómo demonios se había enamorado?

No lo sabe, era un sentimiento que no podía explicar con palabras. Un simple
"te quiero" no bastaba, esa era una frase bastante común, demasiado usada y a esas alturas ya no debía valer nada, porque él mismo había oído tales palabras en bocas de otros y también veía el poco significado que ésta tenía.

Quizá demostraba su amor siendo detallista y cuidando su comportamiento que en ocasiones era como el de un niño muy pequeño. Y la mirada que le daba el castaño de vez
en cuando, le demostraba que todo era correspondido, que tanto mísero esfuerzo había valido la pena.

Incluso se había convertido en un romántico empedernido, pero eso era culpa de Kim.

Suspira derrotado una vez está vestido rumbo a la cocina, al parecer haber estado horas con el enano no había calmado su ansiedad para nada. Quería más, nada bastaba, las horas parecían simplemente pasar volando cuando se trataba de su compañía.

Toda su familia ya estaba desayunando, y su madre lo primero que hace es mirarlo con mala cara. En silencio se sienta y se sirve un poco de café, esperando secretamente el sermón que de seguro le tenían preparado.

—Hasta que por fin apareces, creí que habías olvidado que tenías casa.

Ríe con poca gracia mientras niega con la cabeza.

—No, la verdad no lo olvidé.

Desde hace varias semanas Seulgi parecía enojada por algún motivo, quizá sea el hecho de que ya no pase tanto tiempo en casa como antes. Si le decía que estaba en una relación con Sunoo todo sería más fácil, ella se alegraría y lo dejaría en paz. O quizá no, porque era una pesada de primera. No se arriesgaría, de todos modos esperar no le hacía mal a nadie.

—¿Dónde estuviste anoche, Nishimura? Me tenías muy preocupada. — su madre parecía estar decidida a hacer un drama, como si su cabeza fuera a soportar eso.

—Ya no soy un niño, mamá, sé cuidarme solo. — responde cansado.

—Él no está haciendo nada malo, Seulgi, hasta ha mejorado sus notas en el instituto. Déjalo ser.

¡Por fin! Por sin su padre se había dignado a defenderlo un poco.

—Es cierto madre, tú sabes que Niki no es un chico malo después de todo. Está bien que salga, quizá vaya con algún novio que tiene escondido y tu reprendiéndolo.

Him, las palabras de su hermano dieron justo en el clavo.

—Espero que sea realmente eso y no
que te estés drogado, Niki. Eso de que llegues por la mañana con los ojos rojos me preocupa. Deberíamos conversar más de esto, si tú conversaras conmigo y me contaras sobre...

𝐏𝐚𝐜𝐢𝐞𝐧𝐜𝐢𝐚 #SunkiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora