Capítulo 7

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La hora de ir a casa llegó y los alumnos juntaban desesperadamente sus cosas. Aún más Sunoo, se sentía muy raro y quería llegar ya a su casa.

Al salir del aula apresurado, chocó con alguien que no quería ver ni en pintura. Para su desgracia eso era imposible, ya que eran compañeros.

—Fíjate por donde vas. — le oyó decir a Niki con su voz prepotente.

Subió la vista para encararlo. —Fíjate tú, que te metes en mi camino.

Niki alzó una ceja divertido y se acercó a él. Sunoo se puso nervioso.

—Pero si eres tú el que me ha chocado.

—Pu-pues... ¡fue tu culpa, no mía!

Al pelinegro le tocó rodar los ojos.

—Como sea, deja de chocarme, zorrita.

Esta vez Sunoo rió, no se podía creer que se lo dijese a él cuando hace un
rato el estaba haciendo cosas indebidas con una verdadera zorra.

—Zorrita será con el que te metes, querido, no utilices ese insulto porque a una persona decente como yo, no le queda.

Niki se encogió de hombros.

—No me meto con zorras, no sé de qué hablas.

—Ah, mira tu, no solo te basta follar en el instituto, si no que también me faltas el respeto con tu cinismo. Eres un descarado. — caminó con el rostro rojo hacia la salida, con un pelinegro siguiéndole.

—¿Cómo sabes eso? Bueno, no me interesa, pero si llegas a de-

Sunoo se giró furioso, zafándose de su agarre.

—Si llego a decirlo ¿qué me harás? ¿Ah? No eres nadie para venir que amenazarme, si quiero abrir mi boca lo hago ¿y qué?

Niki miró de un lado a otro verificando que no pasase nadie por aquel rincón y con fuerza arrastró a Sunoo hacia un callejón, tomándolo con fuerza de la muñeca mientras que el otro trataba de separarse.

—¡Suéltame Niki, me estás lastimando!

—Me importa una jodida mierda.

El pelinegro le empujó hacia una pared y lloriqueó de dolor. No estaba acostumbrado a que le tratasen así.

—Mira Sunoo... — empezó Niki. — Trato de ser una persona pacífica, de verdad que trato de serlo. Pero si no paras con tu actitud de joderme los huevos a cada segundo te voy a... — apretó los puños, molesto. — ya sabes lo que te voy a hacer.

—No te tengo miedo. — le retó.

—¿Y eso te qué te sirve? Eres un inútil, te puedo romper los huesos de la mano sin el menor esfuerzo. Te lo digo en serio... — se acercó y lo acorraló, Sunoo se sintió pequeño a su lado. — deja de joderme.

El rubio estaba muy confundido, la fragancia que desprendía Niki de repente le pareció muy deliciosa. Quizás y solo quizás, Niki de cerca no era tan feo.

—¿Por qué me miras los labios? ¿Quieres un beso o qué?—le preguntó, brusco.

—Prefiero que me bese Nicholas a que me beses tu.

Nicholas era conocido por andar siempre detrás de Sunoo, éste último no le quería siquiera ver de tantas insinuaciones.

Pero en realidad si quería recibir un beso de esos labios rosados que parecían tan suaves, según su subconsciencia.

—Umj, como digas. — el pelirubio
se sobresaltó al sentir algo que le acariciaba el cuello, era el dedo de Niki que lo delineaba desde su clavícula hasta su oreja. Su piel se estremeció y volvió a sentirse raro.
— ¿Te ha quedado claro todo, verdad— Porque no tengo todo el día.

𝐏𝐚𝐜𝐢𝐞𝐧𝐜𝐢𝐚 #SunkiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora