Capítulo 8

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Mike

Me desperté por unos ruidos. Pude sentir como alguien entraba y salía de la casa. «Oh no, es Kilian». Me empecé a desesperar, me levanté asustado y caminé como pude por el ático nervioso. Escuché como una puerta se cerraba, unos pasos me pusieron más nervioso, me voy a desmayar por el pánico. La puerta del ático se abrió, Kilian venía subiendo con una pequeña caja y unas llaves.

—Hola Mike... —saludó—. Te extrañé tanto, mira lo que traigo. —Me mostró una caja, eran condones. «Ay no»—. Veo que te puedes mantener en pie, increíble.

Lo miré aterrado, estaba distinto. Kilian se acercó a mí y yo por instinto me alejé tirándome hacia atrás. Vi la puerta del ático abierta, así que viendo que Kilian se acercaba, corrí hacia la salida, pero Kilian me agarró de las caderas y me tiró al suelo.

—Ah, así que estás con esas —articuló con seriedad.

Se puso encima de mí, intenté golpearlo, pero me agarró las manos y las tiró hacia arriba.

—Creo que estás un poco ansioso.

—C-Como no lo voy a estar. Eres u-un monstruo —contesté asustado.

Kilian con una de sus manos, me bajó el calzoncillo y toco mi pene. Mi pánico aumentó y empecé a llorar asustado. Me moví aturdido y Kilian me golpeó en la cara, me soltó las manos, se levantó y me dio una patada en la cara. Me pateo muchas veces en el rostro, abdomen y piernas.

Me duele todo y no tengo fuerzas para defenderme. Kilian tomó la caja de condones y escuché como la abría, se agachó separando mis piernas y me penetró. Me estremecí al sentirlo, el dolor se intensifico al anterior. Me quedé mirando fijamente el techo, no quiero mirarlo. Me quitó mi polera y tocó mis pezones, repartió besos por mi cuello hasta mi abdomen. «Que asco». Sus embestidas eran lentas, pero fuertes, me dolía demasiado.

Sentí como salía sangre de mi nariz. Cuando me pateo, uno de esos golpes me llegó en el ojo, por lo cual no me dejaba ver bien lo que estaba pasando. El dolor es insoportable.

—No sabes lo mucho que te extrañé. Extrañaba tu cuerpo —admitió jadeando. Sentí vergüenza por lo que dijo. Mis lágrimas salían más con cada embestida—. Llora, adoro verte llorar.

Me tapé la cara con mis manos, no quiero que me vea llorando, parece que le excita mi llanto. Quiero vomitar otra vez.

—Quítate las manos de la cara —ordenó. No le hice caso, no quiero hacerlo.

—N-No quiero. —Sollocé—. No q-quiero que m-me mires.

—Pero yo sí quiero.

Me besó en el cuello. Paró de embestirme y tomó mis manos sacándolas de mi cara, se acercó y me dio un beso en los labios. Mis náuseas aumentaron, no quiero corresponderle el beso, es asqueroso. Metió su lengua en mi boca y mordió mi labio inferior. Besó mi ojo lastimado y besó varios de mis moretones. «Esto es muy raro, Kilian no es así y me asusta». Volvió a embestirme como antes, solo que esta vez eran más rápidas y profundas.

—¡Aaah!, ¡me duele! —grité asustado.

—Claro que no, Mike, te gusta. Deja de engañarte —mencionó sonriendo, mirándome fijamente.

«¡Es obvio que esto no me gusta!, esto es enfermizo, detesto esto, odio cuando me controla cuando quiere, odio cuando me recuerda lo humillado que estoy, odio cuando me toca y besa, ¡odio todo lo que hace en mí!».

—Mira, tienes una erección completa. ¿Estás seguro de que te duele?

—¡Eso no si-significa na-nada!, ¡no me gusta es-esto!, ¡t-te odio! —grité enojado y al mismo tiempo asustado.

Oxímoron (+18/Gay)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora