Nuevo amigo (LGBT) (+18)

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Las clases habían terminado por el día de hoy, Agustín y Daniel se fueron por su parte con una sonrisa incontenible cada uno.
Luego de la visita a la preceptoría, Daniel y Agustín siguieron hablando durante el resto del horario escolar, conociendose y teniendo charlas de temas habituales.
Agustín descubrió que Daniel es bastante divertido, odia casi todas las materias, en especial matematicas, y tiene una obsesión con los alfajores.
Daniel descubrió que Agustín es alguien serio e inteligente, pero amable y amistoso, no habla mucho, pero le resulta facil entablar una charla con el, al contrario suyo, el es bueno en matematicas y odia el resto de materias, asi como el ama los alfajores, a Agustín le encantan las Tic-Tac.

Ambos llegaron a su casa con una sonrisa de oreja a oreja, Daniel apenas llegó habló con su madre acerca de su primer día de clases, por otro lado, Agustín alimentó al perro y lo sacó a pasear.

-¿Asi que hiciste un amigo?

-Yo creo que si, tipo, no se si soy su amigo pero ya hablamos como amigos ¿Entendes?

Ya eran cerca de las 9 de la noche, Daniel y su madre estaban cenando en el comedor de su casa.
Su madre no respondió a la pregunta, solamente sonrió en respuesta.

-¿Y como es?

-Y... es mas enano que yo, no mucho igual, es rubio, tiene ojos medio azules creo... no se que mas decirte

Agustín, mientras tanto, preparaba la cena cuando escuchó la puerta de la casa abrirse

-Ma, ¿Sos vos?

-¿Quien mas si no?

Su madre le respondió con cierta gracia, mientras se acercaba a la pequeña cocina para saludar a su hijo.

-No se, capaz era papá ¿Sigue trabajando todavía?

-Si hijo, ya sabes que vuelve muy tarde el, los que tienen trabajos así estan casi todo el día ocupados

Agustín no respondió, solo siguió revolviendo los fideos en la olla mientras que su madre preparaba la mesa.

Daniel estaba por acostarse luego de la cena, había levantado la mesa y lavado los platos y cubiertos, así que una vez terminó con todo eso fue directo a su cama, se recostó y cerró los ojos, durmiendose casi al instante.

Agustín caía desplomado en su cama, realmente estaba agotado, aunque parecía ser un día común y corriente, el se sentía mas que exhausto, por suerte su madre se ofreció a lavar los platos, el se había negado en un principio, pero terminó cediendo tras la insistencia de su madre.

Y así terminaba el día para cada uno de ellos, Daniel se durmió al instante, pero Agustín no podía.
Estaba ¿emocionado? No sabía como decirlo, se sentía raro tener un amigo, le gustaba, pero a la vez sentía que en un momento u otro iban a terminar alejandose como le pasó en todos sus casos anteriores.
Quería borrar esos pensamientos de su cabeza, pero le resultaba imposible, estuvo un par de horas hasta que, sin saber ni él como, concilió el sueño.

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14 de marzo de 1978

Daniel amaneció con la persiana levantada, y el cielo aquel, plagado de estrellas pero levemente iluminado, por el acto de presencia cada vez mas fuerte del sol.

Vió su reloj de la mesada que indicaba que eran las 5:40, si el colectivo pasaba a las 6 como ayer, debía apurarse, se preparó una chocolatada rapidamente, la bebió y al instante se metió en la ducha.
Tras un rápido baño, volvió a su habitación para vestirse y vió la hora nuevamente, 5:55.

Se terminó de vestir y tomó su mochila, sus llaves de casa y su billetera para luego salir hacia la esquina, donde la parada de colectivo se encontraba.

A los pocos minutos llegó el colectivo que lo dejaba cerca del colegio, se subió  pagó y se sentó en uno de los asientos, esta vez uno del lado de la ventana.

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Nuevamente, llegaba caminando al colegio, donde conforme se acercaba la hora del inicio de clases, había mayor actividad y movimiento en los alrededores.
Hoy tampoco sabía que tenían, pero por suerte ya era el último día que esto pasaba, puesto que hoy les daban el horario escolar.

Entró a la escuela, en aquella recepción, el reloj de agujas pegado a la pared marcaba las 6:22, quedaban 8 minutos para que las clases den inicio.
Cuando llegó a su salón, estaba casi vacío también, como ayer pero esta vez había una o dos personas más, tomó el mismo asiento del otro día que aún estaba vacío, se preguntaba si esta vez Daniel llegaría a horario, por mientras, dejó caer su cabeza en la mesa, rodeandola con sus brazos, y aprovechó para descansar un poco mas.

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Eran las 6:26 cuando Daniel entraba al colegio, así lo marcaba ese gran reloj de agujas en la pared. No sabía de que se sentía mas orgulloso, si de haber aprendido a ver la hora por los relojes de agujas, o haber llegado a tiempo al colegio.

Se encaminó hacia el aula y cuando entró, ya estaba casi llena, quedaban algunos asientos libres, pero él ya tenía el suyo decidido.

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Despertó exaltado cuando sintió como algo caía sobre la mesa con fuerza, giró su cabeza a todos lados hasta ver a Daniel a su lado, con esa sonrisa que ya se le estaba volviendo costumbre sin saber por qué.

-¿Como andas?

-Hola Dani, todo bien, un toque cansado nomá'

-Uh, ¿Pasó algo?

Agustín nego con la cabeza mientras sonreía, y Daniel sin seguir la charla tomó asiento al lado suyo.

Pronto llegó la profesora, no era ninguna de las que habían visto ayer, así que supuso que era una materia nueva.
La profesora dijo buen día con poca motivación (como todos los demas profesores) y empezó a tomar lista para ver las ausencias del día de hoy, solo faltó Marcos y una mujer mas.

La profesora empezó a dar clase, era matemática, todos bufaron con desilusión menos por Agustín que gestó con indiferencia.

-Ayudame porfa, te juro que no entiendo un carajo

Escuchó Agustín decir a su compañero de banco, no pudo evitar soltar una risa por lo bajo, tampoco quería que la profesora lo escuche

-Tranqui, si llego a entender te ayudo

Sintió una pequeña palmada en la esplada de parte de su amigo, no le prestó atención y siguió anotando.