LXV

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Por su lado, Soonyoung y Joshua no tuvieron mucho tiempo a solas para hablar, ya que tenían que cuidar tanto a Wonwoo como a Luda, y no hablarían de un tema privado con ellos dos allí.

Así que en cuanto los dos quedaron un poco alejados del castaño y la pelirroja, Joshua intentó ser directo, pero sutil.

—Hoon está un poco raro —notó a Soonyoung fingir desinterés—. ¿Pasó algo?

Soonyoung lo miró un momento, intentando mantener la expresión serena, pero la mirada de Joshua rompió su actuación en segundos.

Sus ojos se llenaron de lágrimas, pero bajó la vista, parpadeando varias veces para intentar despejarse.

—Jihoon tiene una gran oportunidad, pero cree que no se la merece —musitó.

Joshua no sabía a qué se refería.

—¿Qué?

Soonyoung suspiró.

—Jihoon empezó un tratamiento que puede hacerlo caminar otra vez —Joshua recordó cuando el chico le había contado de aquella sesión de terapia en una piscina—. Pero no cree que eso pueda ocurrir, no tiene fé en sí mismo ni en el proceso y quiere dejarlo... Puede que hayamos levantado un poco la voz cuando intercambiamos ideas.

—¿Qué hiciste? —Joshua estaba listo para golpearlo si Soonyoung había dicho algo estúpido.

—Le dije que si seguía pensando así, tan negativamente, que si seguía sin creer en su mismo, nunca caminaría.

Joshua lo miró unos segundos en silencio.

Estaba de acuerdo con su argumento, pero también sabía que Soonyoung no lo diría de forma tan calmada como se lo acababa de decir.

—¿Qué dijo él? —preguntó Joshua.

—Yo... No lo escuché. Él comenzó a llorar y no entendí lo que decía, yo sólo estaba muy enojado, y me fuí.

—¿No lo escuchaste? —Joshua sonaba molesto, Soonyoung se lo reafirmó, negando con la cabeza.

El rubio se molestó un poco más, él sabía lo que era no ser escuchado. Y por un momento pensó si las cosas fueran distintas, si Seokmin fuera quien no podía caminar.

Eso fue suficiente para enfurecerlo.

El rubio golpeó con fuerza el brazo de Soonyoung.

—¡Josh–!

—¡No! —lo interrumpió—. No digas nada, no intentes defenderte, te lo mereces —suspiró con cansancio—. ¿No te disculpaste?

Soonyoung negó.

—¡No, no! —se alejó al ver que Joshua iba a golpearlo de nuevo—. No me disculpé, pero tengo razón, y lo sabes.

Joshua se detuvo un momento.

—Tengas razón o no, la única persona que puede decidir sobre ese tratamiento es Jihoon —Joshua habló más calmado—. No vas a convencerlo sólo por gritarle que tiene que creer en sí mismo y que debe seguir.

Soonyoung clavó la vista en el suelo.

—¿Al menos sabes bien porqué él no quiere seguirlo? No ese cuentito de que no cree lograrlo, debe haber algo más...

Soonyoung tardó un segundo en negar.

—No lo sabes porque no lo escuchaste —declaró Joshua, haciéndolo sentir peor—. Escucha.

El rubio se acercó a él, haciendo que Soonyoung levantara la vista.

—Pídele perdón, y habla con él, escúchalo —el castaño asentía con cada consejo—. Y decida lo que decida, tienes que apoyarlo, son pareja, pero no dueño de su vida, y si él dice que no es no. Habla con él decentemente, sin discutir.

Soonyoung se mordió el labio, aguantando unas lágrimas.

—A mí también me gustaría que Jihoon camine, en serio. Tal como quiero que Seokmin pueda hablar. Pero gritando no se resuelven las cosas —finalizó.

Se quedó un momento más, palmeó el hombro de Soonyoung para que volvieran con los otros dos, a terminar de encontrar cinco hojas de distintas plantas.

𝗠𝘂𝘁𝗲 キ 𝘴𝘦𝘰𝘬𝘴𝘰𝘰Donde viven las historias. Descúbrelo ahora