LXXV

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A Seokmin le habían dado un pase para que, si quería, pudiera quedarse todo el día en la cabaña.

Como Joshua era uno de los cuidadores, también podía quedarse con él, usando el mismo pase.

Pasaron la noche abrazados al otro, durmiendo cómodamente, hasta que la luz entraba en demasía por las cortinas de las ventanas, lo que hizo a Seokmin despertarse.

Frotando sus ojitos, vió a Soonyoung, quien disimulaba no tener el celular con la cámara apuntando en su dirección.

Rodó los ojos, seguía irritable por el dolor, aunque era muchísimo menos que ayer.

Se levantó un poco y eso fue suficiente para que Joshua se despertara, vió a Seokmin, quien hizo unas señas y señaló a Soonyoung.

—Cobramos por las fotos —habló, su voz salió ronca.

Soonyoung rió.

—¿Tú, cobrar? Sí, seguro. Regalada.

—Tu madre es la regalada —contraatacó—. Y tú eres adoptado

Soonyoung fingió comenzar a llorar exageradamente.

—Ya, suficiente —Soonyoung detuvo su actuación—. ¿Vienen a desayunar?

Joshua le dedicó una mirada a Seokmin, quien se encogió de hombros.

—Los vemos en un rato, vayan si quieren —contestó el rubio.

Ayudando a Jihoon bajar la rampa, se fueron, cerrando la puerta detrás de ellos.

—No tengo hambre —habló Joshua, recostandose de nuevo en la cama.

Seokmin negó, dando a entender que él tampoco tenía ganas de un desayuno.

—¿Nos quedamos aquí todo el día? —preguntó Joshua, con una sonrisa ladina.

Seokmin sonrió, asintió con ganas.

𝗠𝘂𝘁𝗲 キ 𝘴𝘦𝘰𝘬𝘴𝘰𝘰Donde viven las historias. Descúbrelo ahora