13.

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Tres días. 

Habían pasado tres días desde la última vez que había visto a Sunghoon. 

Eso no incluía las veces a altas horas de la noche, cuando había visto el resplandor ámbar de un cigarrillo en lo profundo de los árboles, mientras que Jay hablaba hasta por los codos y se negaba a irse a su propia habitación.

Tres días que Jay se había quedado a pasar el rato en su habitación hasta que, inevitablemente, se quedaba dormido, y muy a menudo se despertaba con Jay roncando en el otro extremo de la cama.

No podía negar que se había divertido, se había reído a carcajadas y bromeado alegremente, pero siempre había un dolor profundo y sus ojos se veían atraídos inevitablemente a la espesura, deseando salir y ver si Sunghoon lo estaba esperando.

Era casi la una de la mañana, todo el mundo estaba dormido, y Jay y él estaban acostados en su cama, hablando de como creían que sería el siguiente curso.

De repente, Jay anunció — Mierda, Jake, Apesto. Voy a darme una ducha.

Jake frunció el ceño y miró el reloj — ¿No puedes esperar hasta mañana?

—Nah. De todos modos, te ves como si estuvieras a punto de quedarte dormido y no estoy cansado, así que bien puedo hacerlo ahora. Cualquier cosa es mejor que escucharte roncar.

Jay se levantó y se dirigió hacia la puerta, esquivó la almohada que Jake le tiró y le gruñó que no roncara.

— No hagas ruido, ¿si? No cantes en la ducha y despiertes a toda la casa. — ordenó Jake, y Jay se marchó con un gesto burlón.

Esperó unos diez segundos, escuchando a Jay subir las escaleras antes de saltar de la cama y correr a la puerta. La abrió y miró hacia la noche, los ojos en busca de ese brillo familiar.

Se le hundió el corazón cuando no puedo verlo. No parecía que Sunghoon estuviera allí. Había estado pendiente toda la noche pero no había visto ninguna señal de él. Suponía que había renunciado a esperar que pudiera librarse.

Dejando caer los hombros, caminó lentamente hacia los arboles de todos modos. Si no podía estar cerca de Sunghoon, por lo menos podía pararse bajo su árbol y simplemente fingirlo por un rato.

Solo había dado unos tres pasos más allá de la línea de árboles cuando le clavaron contra un árbol y le atacaron la boca.

Solo le llevo un segundo reponerse y entonces devolvía el beso con la misma desesperación. Las manos vagando por el cuerpo del otro mientras sus lenguas se reunían.

— Pensé que no ibas a salir nunca. — susurró Sunghoon en su boca antes de seguir besándole.

— Pensé que habías renunciado a la espera. — admitió Jake, jadeando por tanto oxígeno como podría conseguir en el espacio de un segundo.

— Lo dejaste dormir en tu cama. — gruñó Sunghoon, empujándole con más fuerza contra el árbol y Jake sonrió ante la posesiva acción.

— ¿Estabas espiándome?

Sunghoon gruñó algo que sonó como — Cállate. — Entonces se besaron como si sus vidas dependiera de ello.

— Dios, te eché mucho de menos. — Sorprendentemente fue Sunghoon quien pronunció las palabras; a pesar de haber estado en la punta de la lengua de Jake, simplemente no podía respirar el tiempo suficiente para expresarlas.

— Dímelo a mí. — jadeó — ¿Tienes idea de lo difícil que es saber que estas aquí, pero no poder llegar a ti?

Se besaron como locos, frotándose uno contra el otro como los adolescentes en celo que eran.

DEADLINE ON LOVE ✧ SUNGJAKEDonde viven las historias. Descúbrelo ahora