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Regresaron de la misión una semana después y Jungkook estaba más que cabreado, habían logrado cumplir su propósito, pero no resultó del todo bien. Una persona inocente resultó herida y odiaba que hubiera sucedido cuando él era quien lideraba la misión.

En una guerra, todo era posible, habían infinidades de situaciones que les podían llevar a perder una batalla e incluso a sus compañeros. Aún así, odiaba que civiles se involucraran y terminaran heridos o en el peor de los casos muertos.

Cuando regresaron a las instalaciones ya era entrada la noche así que se dirigió directo a su habitación, no se molestó en informar nada, dejó a Taehyung a cargo de ello y se perdió entre los pasillos hasta llegar a la cabaña donde estaba alojado.

Cerró la puerta con un fuerte estruendo y se dirigió a grandes pasos hasta el cuarto de baño para una ducha fría. Necesitaba relajar su cabeza antes de que explotara. Habían sido siete días de mierda y sólo quería descansar su cuerpo inundado en agotamiento.

Incluso para él, que tenía músculos proporcionalmente fuertes y podría soportar horas y horas en duros entrenamientos aquello era agotador. Quizás fuera en parte una máquina y animal en otra, pero aún así continuaba con una parte humana dentro de él.

Salió del baño con una toalla enroscada en su cintura y se dejó caer sobre la blanda superficie de su cama, no se molestó en secarse, le gustaba mantener el agua en su cuerpo para estar más fresco. Le costó trabajo quedarse dormido aún si estaba cansado, pero finalmente lo hizo.

Despertó con el incordioso sonido de la alarma a la mañana siguiente. Eran apenas las cinco, una persona normal dormiría más tiempo, Jungkook no. Tras levantarse y alistarse se dirigió a hacer su ejercicio matutino.

Lo que empezó con un simple calentamiento terminó en un recorrido a la redonda por todas las instalaciones, era sencillo ir trotando aunque fuesen más de cincuenta kilómetros a la redonda. Iba por la cuarta vuelta cuando lo vió.

Enfundado en un enorme abrigo tan rosa como su cabello, con pantunflas adorables en forma de conejito y un gorro en su cabeza como si estuviese haciendo el peor frío del mundo. Los humanos exageraban todo.

Se detuvo detallando cada pedazo de lo que sus ojos veían, era un pequeño muñequito de porcelana. Tenía la piel tan blanquecina y aterciopelada, juraba que se sentiría tan suave como se veía. Sus preciosos ojos azules como el cielo le daban un aspecto angelical y las hebras rosas en su cabello denotaban pura inocencia en él.

Hermoso, inocente y frágil.

Una presa.

Jungkook no tuvo suficiente tiempo para pensar en el hermoso chico durante la misión, y logró controlar eso que estaba dentro de él en esos días. Pero estando de pie allí observando a Park Jimin su pecho se había removido otra vez en esa intensa necesidad.

Necesidad de tener, de poseer.

Relamió sus labios pretendiendo acercarse a él, sus pies ya se estaban moviendo solos en dirección al hermoso chico rosita de labios durazno y delicadas facciones. Sus pantalones se apretaron cuando estuvo a tres metros de distancia y el delicioso aroma a caramelo que emanaba el hermoso muñequito de su cuerpecito inundó sus fosas nasales.

El chico, quien al parecer había salido a dejar algo en la basura hizo el amago de entrar a la casa. Jungkook fue testigo de como se enrredaba con sus propios pies y se caía. No tuvo tiempo de evitarlo, solo pudo presenciarlo deteniendo su andar para observarlo.

Intentó ponerse en pie y esta vez el abrigo no lo dejó, enviándolo al suelo de nuevo. No pudo resistir la risa ronca que surgió de entre sus labios al ver la torpeza del pequeño humano.

 ❛𝐏𝐫𝐨𝐡𝐢𝐛𝐢𝐝𝐨❜ 𝐊𝐨𝐨𝐤𝐦𝐢𝐧 ❛𝐓𝐢𝐠𝐞𝐫❜ Donde viven las historias. Descúbrelo ahora