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Jimin se retorció en su regazo cuando el calor subió por su vientre con una oleada de placer que lo dejó tratando de aspirar aire, apretando los hombros de Jungkook y respirando como si hubiera corrido una maratón.

Las mejillas pintadas de rosado delataban claramente lo abochornado que estaba. Con la mano de Jungkook acariciando todo lo que encontraba a su paso como un huracán, apretando sus glúteos, su espalda, besando su cuello insistentemente y mordiendo.

Dejó la enorme palma de su mano izquierda afincada en uno de sus glúteos desnudos y recorrió su abdomen con la otra, se detuvo a observar a Jimin. Desnudo, jadeante y avergonzado sobre sus piernas, buscando saltar, como un gatito asustado y huir de allí.

Mío.

El animal dentro de él espetó. Era suyo y no iría a ninguna parte. Jungkook estaba muy de acuerdo con ese tigre codicioso.

Su polla se endureció aún más si era posible, atrapada entre las carnosas mejillas redondas de las nalgas del menor. Jimin abrió la boca y la cerró, consternado. Era obvio que había sentido como crecía debajo de él.

Esa... Cosa, no va a caber en mí, ¡Nunca!

Joder...

Como si leyera sus pensamientos, Jungkook se acercó a sus labios y lamió por encima de ellos, se detuvo a susurrar.

ㅡSí, lo hará bonito. ㅡLa manera en que lo dijo, hizo que su cuerpo se calentara aún más. Jungkook lucía tan provocativo, susurrandole palabras sucias al oído a la vez que lo estimulaba. ㅡMe encargaré de que quepa todo.

Jimin se quedó pasmado, todavía más colorado que antes, intentando y fallando en huir de la mirada divertida y hambrienta que Jungkook le dedicaba. Él definitivamente se veía como si quisiera empezar a devorarlo en ese instante. Cosa que no era del todo incierta.

Jungkook realmente quería comerlo.

ㅡ¿Có-cómo...?

Preguntó, escondiendo su rostro entre su hombro y cuello, el olor a hombre que desprendía Jungkook lo mareaba. Era tan intenso. 

Jimin tenía una leve sospecha de lo que este hombre podía hacer y, al parecer dedicarse a hurgar en sus pensamientos era una de esas cualidades. Era un poco incómodo que Jungkook pudiera meterse en su cabeza como si nada, pero siendo sinceros, no le molestaba en realidad.

Solo era, vergonzoso que él pudiera saber lo que estaba pensando. Como en ese momento, la mente de Jimin no dejaba de vagar sobre lo bien que se sentía estar de esa manera con él. Con las piernas abiertas sentado sobre sus duros músculos.

Pero sobre todo, en la polla de Jungkook bajo su trasero, presionándose dura contra su carne suave y aumentando su grosor, dejándolo anonado y tembloroso. A expectativas de lo que estaba a punto de pasar.

Podía estar muriéndose de la vergüenza, pero eso no quitaba el hecho de que le gustaba como se sentía eso, la carne caliente donde sus intimidades se encontraban. No tenía idea de que algo se pudiera sentir así de intenso.

Por otro lado, el rostro de Jungkook no ocultaba nada, sabía exactamente lo que Jimin estaba pensando y estaba más que complacido con ello, definitivamente.

También estaba muy jodido, porque desde el momento en punto en que tuviera a Jimin, nadie sería capaz de alejarlo de él.

Primero tendrían que pasar sobre su cadáver. Cosa que era, improbable. Quería marcarlo, comerlo lentamente, saborearlo de pies a cabeza. Lamerlo como un helado y hacerle infinidad de cosas sucias a su preciosa boca.

 ❛𝐏𝐫𝐨𝐡𝐢𝐛𝐢𝐝𝐨❜ 𝐊𝐨𝐨𝐤𝐦𝐢𝐧 ❛𝐓𝐢𝐠𝐞𝐫❜ Donde viven las historias. Descúbrelo ahora