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Un día, dos días... Perdí la cuenta de las veces que me llevaron a esa habitación y me asustaba. Siempre que pisaba esa especie de cápsula gigante sucedía algo malo, hoy de nuevo estaba en ese lugar y la única diferencia era que dentro se encontraba un objeto grande que parecía un brazo mecánico.

Tenía curiosidad de que me tratarían de hacer hoy, había logrado caminar con la ayuda de S-18, y T-17 ya no parecía tanto un animal aunque se negaba a caminar sobre sus dos piernas.

Caminé por toda la habitación, alrededor del brazo mecánico hasta que las luces se apagaron. Busque una esquina donde resguardar mi cuerpo, mire en todas direcciones dándome cuenta que algo estaba entrando, cuando las luces encendieron logré ver esa cosa.

Mi corazón se aceleró cuando caminaba hacia a mi, no tenía una figura en particular, por su paso dejaba una especie de baba oscura, media alrededor de dos metros y emitía sonidos que molestaban mis oídos pese a tener la protección de un extraño aparato.

Quería atacarme, me daba miedo, así que me moví de una esquina hasta otra, me siguió en todo momento y cada vez se volvía más rápida. Me estaba alterando, me distraje lo suficiente y ya la tenía enfrente de mi, rápidamente con mis manos sin tocarle trate de alejar a esa cosa, funcionó aquella acción porque la especie de sombra salió volando con brusquedad impactando con el brazo mecánico y estallando por el impacto.

Mi rostro se llenó de sangre, la mitad de mi traje naranja también, mire la viscosidad de la sangre y luego mi atención se fue al brazo mecánico que se movía en una danza, lleno de aquella sangre, el cuerpo de aquella cosa se había desintegrado totalmente y el brazo se encargaba de limpiar con mucha delicadeza.

Minutos después la puerta se abrió de nuevo, me tomaron por un brazo, y comenzaron a llevarme a bañarme y luego cambiar mi ropa. Mire al chico que se encargó le limpiarme, era el mismo de antes, le decían Donovan, no había conseguido saber en qué pensaba de nuevo, porque el evitaba mirarme a los ojos directamente.

— K-17, vamos déjame cortar tus uñas...— El sostenía aquel extraño objeto que a veces me lastimaba.

Me encontraba en una de las esquinas de la habitación de limpieza, él de pie mirándome con algo de seriedad y de nuevo sentía un pequeño escalofrío recorrer mi cuerpo. Se acercó y corrí a la puerta bloqueada que por más intentará no podía abrir, me tomo por la cintura cargando mi cuerpo con facilidad, me dejó sobre una de las camillas de ese lugar.

— Tendré cuidado...— Me miraba suplicante.

Tenía ambas manos hechas un puño que fui deshaciendo para extender mis dedos a él y comenzó a cortar con cuidado. Lo miraba únicamente para esto, se encargaba de limpiar mi cuerpo, luego dejaba en mi propia habitación y encierro de toda la semana.

— Buen chico.— Me dijo con un tono extraño cuando corto la última uña.

Fue por una toalla limpia, colocó la toalla en mi cabeza y comenzó a frotar con cuidado pero con fuerza. Tome sus brazos tratando de hacer que saliera de encima mío, continuo así hasta que logro secar mi cabello, luego me coloco una camiseta blanca, los pantalones naranja, encima otra camisa pero de botones y con el color del pantalón, en la derecha tenía unas cosas de color negros estampadas "K-17"

— Ya estás limpió, vamos a que tomes tú almuerzo.—

Lo abracé sobre los hombros, con mis piernas rodé sus caderas y el me levanto sosteniendo mis piernas. Donovan abrió la puerta, no sabía que era lo que acercaba a una pantalla de la pared, la luz roja se volvía verde y automáticamente lo dejaba salir. Movernos por aquellos pasillos ya era cotidiano, al principio les parecía raro que me sacara así, pero con los días se acostumbraron a que era la única manera que no ocupaba la fuerza para hacerme salir.

Extremely dangerous - CrennyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora