Duo

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Duo: Dos

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Duo: Dos

El golpe en su puerta se escuchó, Jimin masajeó el puente de su nariz en busca de paciencia. Él había sido bien claro al gritar, con más fuerza de lo usual, que no quería a nadie en su oficina, a menos que él así lo pidiera.

Mentita, era el nombre del objeto en sus manos. La pistola Beretta 92, siendo sostenida por Jimin en dirección a la puerta, con la intención de dispararle a quién sea que estuviera molestándole, poco le importaba quién era.

Cerró los ojos y contó mentalmente hasta a cinco, quien sea que fuera caería muerto por una bala en su frente si al llegar a cinco seguía ahí. Ese era el plan, sin embargo, como acostumbraba Taehyung, tras el segundo toque sin respuesta abrió para colarse en su oficina.

Abrió sus ojos con lentitud una vez el golpe del aroma a lavanda y vainilla le golpeó, y al reconocerlo como Taehyung se tranquilizó, pero dejó en alto su arma y mantuvo su gesto de enfado al ver al Alfa tatuado tras el Omega, siendo acompañado por dos hombres de su mismo rango.

—Jeon Jungkook —enunció el líder del Clan Park, con un tono muy tranquilo, contrario a lo que su mal gesto transmitía, y de sostener un arma, apuntándole al nombrado en la cabeza—. Diría que es un placer, pero sería una mentira descarada y no tengo ganas de ser educado con el hijo de puta que se mete donde no debe.

Jungkook sonrió de medio lado después de lamer sus labios, mostrándose tranquilo pero divertido. —¿No me invitas a pasar?

Una sonrisa nasal se escuchó de parte de Jimin, quien asintió y bajó su arma, viendo con extraña diversión como Jungkook caminó con confianza hasta sentarse frente a su escritorio.

—Entonces, aquí me tienes, soy todo tuyo —soltó con evidente sugerencia, surcando nuevamente una sonrisa mientras paseaba su vista por el pecho que quedó descubierto tras un arrebato de enfado de Jimin en el que jaló las telas de su *Hanbok. 

Park levantó su nariz y aspiró, por alguna extraña razón el aroma a café y a madera colándose en sus fosas nasales le sacó un gruñido de placer e inmediatamente cerró sus ojos, recriminándose por el dócil comportamiento del que se suponía su padre se deshizo a golpes.

—Usted es un descarado —espetó una vez miró al líder del Clan Jeon—. No solo me tutea sino que también suelta su aroma como si este fuera su lugar.

Sin duda, cualquier alfa en su posición hubiera empezado una pelea a muerte por la falta de respeto de Jeon, pero Park Jimin no era cualquier alfa, él no era aquel alfa que sus padres querían que fuera, en el interior él era diferente y con tan solo dos minutos frente a él, Jungkook le había hecho recordar quién era tras aquella fachada que se obligaba a levantar.

—Taehyung —llamó, sin dejar que Jungkook contestara lo dicho—, por favor lleva a los hombres de Jeon al salón principal, tenemos cosas que hablar en privado.

Dignus Solio (Kookmin +18)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora