12. Flores

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24 𝑑𝑒 𝑑𝑖𝑐𝑖𝑒𝑚𝑏𝑟𝑒 𝑑𝑒 1983.

- ¿Estás lista?

Era la voz de Billy, que me llamaba detrás de la puerta de su habitación, el comenzó a respetar algo de mi privacidad, pues ya habíamos hablado de muchas cosas, estos últimos meses, han sido más tranquilos para nuestra relación.

Me estaba poniendo un vestido rojo, para navidad, y me había maquillado, pues era la primera cena navideña que yo tenía en casa de Billy. El me invitó, hace unas semanas, pidiéndome que por favor pasará la navidad con el.
Eso me había hecho bastante feliz. Su actitud era bastante buena, y bastante comprensible, era tierno y amable estos últimos meses y semanas conmigo.

- Ya estoy casi lista, -respondí a su pregunta- solo espera.

El no dijo nada, y yo solo estaba pintando mis labios, con lápiz labial rojo, no tan intenso, ni tampoco tan claro, pero era lindo, un color estable.

Cuando termine, abrí la puerta del cuarto de Billy, lo mire, el me miró de pies a cabeza, recorriendo con su mirada cada rincón de mi.

- Te ves... -habló- muy hermosa. Mi padre y su mujer están en la cocina, ven conmigo.

Billy tomo mi mano, y salimos corriendo, recorriendo unos cuantos pasos de su casa.

- Volvemos en un segundo.

Hablo Billy, avisando. Tomo las llaves de su auto, y yo no tenía a dónde nos dirigíamos. El abrió su auto, y me hizo meterme en la parte de atrás del auto, el entro después de mi, y cerro la puerta. Sin aviso alguno, comenzó a besar mis labios, con intensidad, y sin detenimiento, con fuerza sostenía mi rostro, y mi cintura. Yo seguía el beso feliz, y comenzó a recorrer sus manos, pasando las por cada parte de mi, y subiendo sus manos al cierre de mi vestido, bajándolo con suavidad.

- Billy...

Dije tratando de cuestionar lo que hacía, pero el no se detuvo, siguió besándome con fuerza. Sus labios se movían junto con los míos.

Hizo que me recostara en el asiento del auto, y el se subió en mi, con tanta confianza, sus manos recorrían cada centímetro de mi, y no me importaba tanto.

❄︎❄︎❄︎

En la mesa, encima de esta, habia un pavo enorme, y comida deliciosa, recorría cada lugar de la mesa.

- Espero te sientas como en tu casa.

Hablo Susan, mirándome con amabilidad.

- Muchas gracias.

Ella tomó una porción de comida para mí, en un plato, y me sonrió. Billy comenzó a comer, y yo seguí comiendo.

- De las tangas chicas que trae Billy a esta casa, tu eres la primera que cena en nuestra mesa, que impresionante.

Dijo el padre de Billy, mientras me miraba con molestia.

- ¿Cómo se llamaba la de la semana pasada? Dejo su bolso en la entrada, Billy. ¿Lo recuerdas?

Me quedé confundida, y mire al padre de Billy, parecía no tener ninguna vergüenza alguna.
Y mire de reojo a Billy, como el comía, y miraba a su padre, paso su último bocado, y dijo.

- Papá, deja de hablar.
- ¿Que? Solo quiero que la señorita, ¿Amelia? -me miro- sepa que tú metes a cualquier zorra a esta casa.

Me quedé en silencio, y seguí comiendo, con un nudo en la garganta, rezando por terminar de comer y poder irme a mi casa, definitivamente no me quedaría más tiempo.
Mi cabeza casi explota, necesito gritar.

La cena afortunadamente acabo rápido, cuando me levanté de la mesa, Billy me tomo del brazo, y me jalo, hacia su habitación.

- Ven aquí.

Me lanzó hacia dentro de su habitación, y me quedé de espadas, mientras me quedaba en espera, el entro después de mi, y cerro la puerta detrás de el.

Mis lágrimas no tardaron en salir.

- Con que olvidó su bolso en la entrada, ¿No?

No hubo respuesta de Billy.

- Billy, contéstame.

Me gire para mirarlo. El tenía en su rostro una frustración tan grande, me miró, y se acercó para besarme, lo cual impedí, me aleje, y peleé contra el, para evitarlo.

- ¡Dime! -hablé- contéstame, dime ¿Que demonios?
- ¿Quieres saber la verdad? ¡Si! Te engañe, y no estoy orgulloso, para nada, planee que no se supiera nada, pero te amo, y lo sabes perfectamente, Amelia. Te amo a ti, y eres mi chica.

Mis ojos no paraban de derramar lagrimas. Mi cabeza se negaba.

- Pero, Billy... Tu me engañaste.
- Pero te amo, y tú eres lo único que quiero.

Lo mire con los ojos llorosos, y el se acercó a mi, yo trate de que no lo hiciera.

- Por favor, por favor. -pidió- quédate conmigo.

Me abrazo con fuerza, y no me quedo corazón para alejarme de él.

- No quiero que vuelva a pasar.

Rodeé su cuerpo con mis brazos.

Mientras lo abrazaba, lloraba, y hablé.

- El siguiente mes cumplo años, ¿Lo sabías?

El se despegó de mi, y me miró.

- ¿En serio? ¿Que día?
- El 10, cumplo 16.
- Lo se, te daré hermosas flores. Lo prometo.

Yo sonreí ante lo que dijo, parece como si me hubieran hecho un lavado cerebral, y todo lo que dijo su padre, se hubiera borrado de mi cabeza.

- Billy, te amo. -dije mientras lo abrazaba-
- También te amo, Amy. Me enamoré de ti, y eres mi chica, prometo que no volverá a pasar lo que te hice.

Sonreí mientras el me sostenía en sus brazos.

✰✰✰

El día de mi cumpleaños, llegó.

A mí puerta tocaron, yo no sabía que el venía, pero me tomo por completo de sorpresa.

Cuando abrí, era el, con un ramo de rosas blancas en sus manos, y sonriéndome.

- Feliz cumpleaños.

Dijo el, mientras seguía sosteniendo ese ramo.

- Oh dios mío, -dije- gracias Billy. Pasa por favor.

El paso con el ramo en sus manos, y las puso sobre la mesa. Mis padres estaban desayunando.

- Buenos días, -dijo Billy- provecho.
- Buenos días Billy -hablaron mis padres-
- Puedes sentarte a desayunar -dije- ¿Pan tostado? ¿Waffles?
- Waffles, por favor.

Sonreí, y le servi de desayunar.

Mientras el estaba comiendo, me comencé a hacer mi café en la cocina.
Mi madre se acercó a mi, y hablo.

- Amelia...
- ¿Si, madre?
- Recuerda que las flores no curan nada, ni golpes ni nada, y un día, pueden ponerlas en una tumba.

Me desconcerte con lo que dijo, y se fue, dejándome con los ojos abiertos.

¿Cómo era que se había dado cuenta que Billy ya me había lastimado físicamente algunas veces?

𝐈 𝐝𝐢𝐝 𝐢𝐭 𝐟𝐨𝐫 𝐥𝐨𝐯𝐞... || Billy Hargrove, Steve Y EddieDonde viven las historias. Descúbrelo ahora