La soledad no es del todo mala cuando aprendes a charlar con ella.
Compartir con la soledad, es hacerlo contigo mismo. No son necesarias palabras dichas en voz alta o la insistente obligación de devolverle la mirada a alguien. Solo hay que callar, cerrar los ojos y esperar a que dentro de ti florezcan las respuestas a todos esos dilemas que te asaltan y le hacen daño a tu ser.
Sin previo aviso, después de quizá haber cruzado el mar con tu imaginación, te darás cuenta que vas sanando. Aquellas heridas abiertas de tu corazón se convierten en cicatrices y, éstas, poco después en estrellas.
Estuve tres días encerrada en mi tienda. Sí, demasiado tiempo. Lo sé. Pero lo necesitaba. Creo que fue lo mejor que pude hacer después de los acontecimientos en los que fui el blanco de mil flechas, metafóricamente hablando, claro.
Durante esos días, no hacía más que permanecer sentada, esculpiendo figuras en madera que Tuk me llevaba. Los chicos se dieron cuenta que no estaba dispuesta a compartir conversación, por lo que intentaron traerme objetos que ellos consideraban atrayentes para mi entretenimiento. Mi favorito fue el de la menor de los Sully. Juro que me hice una experta talladora en madera.
El único a quien no vi si quiera asomar la cabeza, fue a Aonung. Quisiera decir que me dio igual, que estuve tan inmersa en lo demás que no derroché mi tiempo pensando en él, pero sólo estaría escupiendo mentira tras mentira. La verdad es que sentí una presión horrorosa en el pecho; esa sensación de vacío que te hace tener ganas de vomitar tus intestinos y cerebro. No existe nada entre él y yo, es lo que trato de repetirme pero creo que, en realidad, eso es lo que duele. Veo mis manos, palpo mi rostro, cuerpo y me percato de que jamás podrían ser posibles las estupideces que cruzaban por mi cabeza.
Los días que he estado en el arrecife no eran suficiente para que sintiese la adrenalina que te brinda el gustar de alguien. Pero yo, como toda infortunada, tuve que vivirla el primer día en que lo vi. Una raza tan diferente a la mía... Soy una estúpida.
Estar atrapada entre dos mundos es complicado.
Ahora, sólo debía ignorar mis emociones. Encerrarlas como a un ave hasta que fuese el momento correcto, con la persona indicada.
— ¡Hey! ¿Lista para salir de tu escondite?
Dejé a un lado el Ilu de madera que estuve tallando y puse toda mi atención en Jake. Él, a diferencia de Neytiri, mostraba el cuidado que tenía conmigo. No siempre sonreía, pero pocas veces su rostro abandonó la amabilidad. Me daba confianza y tranquilidad.
— No me escondía.
— ¿No?
— No —suspiré, levantándome mientras sacudía mis manos—. Meditaba.
— Es un lindo día, ¿no sientes que el mar te llama?
— Para ahogarme, quizá.
— Mawey...
ESTÁS LEYENDO
MAWEY || Ao'nung
FanfictionEl origen de Mawey no está del todo claro. Una humana que jamás pisó la tierra y que nació en los brazos de Pandora. ¿Cuál es el objetivo de aquellas personas que la implantaron como semilla que germina cual veneno letal? La inevitable conexión con...