CAPÍTULO XIX

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(Antes de este hay otra parte, por si les salió primero esta)

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Luego de que me inyectaran, me senté junto con Aonung, ya calmada y sin una pizca de celos en mi sistema

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Luego de que me inyectaran, me senté junto con Aonung, ya calmada y sin una pizca de celos en mi sistema. Claro que en más de una ocasión fulminé con la mirada a las muchachas Na'vi que nos contemplaban desde un rincón.
Rotxo y Lo'ak se habían marchado minutos atrás a buscar a Kiri.

Me removí, ciertamente incómoda por la intensa mirada del chico sobre mis brazos, que eran los que se encontraban descubiertos a causa de la ropa.

— Tienes muchos hematomas —susurró. Su tristeza al verme herida me hizo enternecer—. Lo siento por dejarte sola. Es sólo que... lo de aquel imbécil me hizo enfurecer también.

— Está bien —sonreí, extendiendo mi mano para postrarla en su mejilla. El chico suspiró, cerrando los ojos.

Giramos al mismo tiempo nuestros cuellos cuando el sonido de algo cayendo contra el suelo cortó el momento.

Jake se encontraba de pie, con la inquietud bañando su rostro. Carraspeó, como si quisiese decir algo o reprocharnos. Neytiri llegó por detrás de él.

— Chicos, ¿por qué no van a ver los alrededores? —nos dijo la mujer—. Sería bueno, para que Aonung conozca algo diferente al mar. Y tú también Mawey —tomó de los hombros a su esposo y, casi a rastras, se lo llevó.

Nos quedamos en silencio por unos segundos. Nuestros ojos nuevamente se buscaron hasta conectar. Aonung se levantó.

— No tienes idea de cuánto necesito un tiempo a solas contigo —me tendió la mano.

Con las mejillas sonrosadas y unas incesantes cosquillas invadiendo mi estómago, acepté.

No se lo dije en voz alta, pero también esperaba por un momento a solas con él.

Siempre que parecía que ambos nos acercábamos más, algo tenía que ocurrir. Quizá este iba a ser nuestro último encuentro antes de que la guerra comenzase otra vez. Quería aprovecharlo y sólo enfocarme en ello.

Mucho lío residía en mi cabeza.

Aonung, ¿puedes alejarme del caos?

No. Claro que no lo haría. Después de todo, él también es un maravilloso desorden.

AONUNG

Era increíble la manera como ocurrían las cosas.

Un día me hallaba tranquilo en el Arrecife y ahora me encontraba en otro Clan, uno del que me burlé meses atrás, pero que sin duda merecía respeto y valor.

Luego de llevar el mensaje a los Metkayina, tuve una conversación con mis padres. Ellos se mostraron desconcertados cuando les comentamos acerca del origen de Mawey. Muchas dudas de mi madre cobraron sentido en ese momento.

MAWEY || Ao'nungDonde viven las historias. Descúbrelo ahora